San Bernabé, predicador comprometido, por María García de Fleury - 800Noticias
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Religión

Por María García de Fleury

Bernabé era un judío de la tribu de Leví que nació en Chipre, su nombre original era el de José, pero los apóstoles le cambiaron al Bernabé. A pesar de que Bernabé no fue uno de los dos elegidos por Jesucristo es considerado apóstol por los primeros Padres de la Iglesia, aún por San Lucas, por la misión especial que le confió el Espíritu Santo y por su activa tarea apostólica.

Fue probablemente uno de los 70 discípulos de los que habla el Evangelio, en todo caso, es una figura del primer plano en esa comunidad cristiana fervorosa que se había formado en Jerusalén después de Pentecostés. En la iglesia primitiva en Jerusalén los seguidores de Jesús mostraban estímulo y valor para proclamar la Palabra a pesar de vivir en medio de amenazas de parte de los líderes religiosos, la tensión política y la persecución religiosa eran muy grandes en ese tiempo y en ese contexto es donde apareció Bernabé, que no solamente confesó a Cristo, sino que sin duda a su iglesia y lo hizo de una manera comprometida.

En el libro de los Hechos de los Apóstoles en el capítulo 4, se dice que Bernabé tenía una propiedad y la vendió y llevó todo el dinero y lo depositó a los pies de los apóstoles.

El poder del evangelio había transformado a este hombre, estaba decidido a seguir al Señor con compromisos, sin mirar las posibles consecuencias, los apóstoles le tenían mucho aprecio, lo consideraban confiable y por su personalidad ocupó un lugar de liderazgo en la Iglesia, por eso lo escogieron para que fueran junto con Pablo a evangelizar en Antioquía, la cual se convirtió en el gran centro de evangelización y fue ahí donde se le dio el nombre de cristianos a los seguidores de Cristo.

Satisfechos por haber abierto el camino al anuncio evangélico entre los paganos, Pablo y Bernabé fueron hacia otros lugares, la primera etapa fue Chipre, la patria de Bernabé luego fueron a Pazos donde convirtieron al procónsul romano Sergio Paulo, navegaron hasta Perga en Panfilia, en Iconio Bernabé y Pablo estuvieron a punto de morir apedreados.

Luego en Listra al final del primer viaje misionero durante la predicación, Pablo notó que había allí un hombre que estaba tullido y entonces se le acercó y le dijo: «levántate camina».

El tullido quedó curado, la muchedumbre al Ver lo que Pablo había hecho comenzó a gritar «¡Los dioses en forma humana han bajado a nosotros!». A Bernabé lo llamaban Júpiter y a Pablo lo llamaban mercurio, porque eran el más elocuente de los dos.

De regreso a Antioquía pasaron por todas las ciudades que habían visitado para confirmar y ordenar presbíteros. Luego surgieron diferencias entre Pablo y Bernabé por lo que decidieron separarse. Alrededor del año 60 o 61 Bernabé ya había muerto, se dice que fue apedreado hasta morir en Salamina y otra tradición lo presenta como predicador en Alejandría y en Roma y además como primer obispo de Milán.

Conociendo a Bernabé con su humildad generosidad y deseos de llevar el evangelio a todas las personas  haríamos bien al preguntarnos.

¿Nosotros también estamos dispuestos a exaltar a Cristo por encima de nuestros intereses personales, siendo ejemplos de compromiso, responsabilidad generosidad y amor? ¡Bernabé si lo hizo, porque sabía que con Dios siempre ganamos!

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