San Antonio María Claret, por María García Fleury
Por María García de Fleury
Una de las mayores figuras católicas y uno de los grandes pilares de la iglesia en el Siglo XIX fue San Antonio María Claret, quien nació en el número 4 de la calle del Cos de la localidad de Sallent de Llobregat (Barcelona, España) el 23 de diciembre de 1807. Sus padres fueron Joan Claret Xambó y Josefa Clarà Rodoreda. Fue bautizado en Navidad en la parroquia de Santa María de Sallent con el nombre de Antoni Adjutori Joan. Fue el quinto de once hermanos, de los que solo cinco llegaron a edad adulta. Sus familia era muy religiosa. Su padre tenía unos talleres textiles donde trabajaban la familia y algunos obreros.
Durante la Guerra de la Independencia, entre 1808 y 1814, los soldados napoleónicos frecuentaron la villa y sus alrededores. En las cercanías, los franceses incendiaron en dos ocasiones Manresa y una Calders. Sallent envió al combate a un grupo de somatenes capitaneados por el anciano párroco Antoni Toll, y tras su muerte, por el coadjutor que había bautizado a Antonio, Raimón Mas.
Entró al sacerdocio a los 21 años, recibió su ordenación sacerdotal fue el 13 de junio de 1835 en momentos críticos de la Iglesia Católica en España. Su vida se fundamentó en un amor inmenso, sacrificio y pobreza, además de la humildad y obediencia, propagando el fervor a la virgen María y al Santo Rosario.