San Antonio de Padua, por María García de Fleury
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San Antonio de Padua es uno de los santos más famosos de la Iglesia a pesar de que vivió solo 36 años. Nació en Lisboa, Portugal, y le pusieron por nombre Fernando. A los 15 años entró en el monasterio de los Agustinos, donde se formó en Teología.
A los 25 años quedó impresionado por cinco franciscanos decapitados en Marruecos, cuyos cuerpos fueron llevados a la abadía donde él vivía y él se arrodilló para orar frente a ellos diciendo: «Señor, si puedo ir a Marruecos a imitar a estos hermanos que dieron la vida por ti me uniré a ellos». Fue así como se unió a los frailes franciscanos y adoptó el nombre de Antonio en honor a San Antonio el ermitaño.
No logró llegar a Marruecos, pero se convirtió en un predicador itinerante en diversos monasterios franciscanos, así como en iglesias y plazas públicas. Lo llamaban el «martillo de los herejes» y «fuego ardiente» por la fogosidad con la que predicaba y convertía a los confundidos y a los que estaban alejados de Dios. Fue nombrado provincial de los franciscanos en el norte de Italia en 1228 y tres años más tarde se fue a vivir a Padua, donde vivió hasta su muerte a la edad de 36 años.
El número de milagros realizados por San Antonio es inmenso. Entre los más famosos están el milagro de la prédica a los peces cuando un domingo la gente no lo quiso escuchar, él milagro de la mula en la población de Rimini que tenía tres días sin comer y le pusieron una paca de heno. San Antonio se presentó con la eucaristía y la mula, y la mula en vez de comerse el heno se arrodilló frente a la eucaristía. Ese día muchos se convirtieron.
En la ciudad de Padua había un joven que se llamaba Leonardo que pateó a su mamá en un arranque de ira. Arrepentido se fue a confesar su falta con San Antonio y San San Antonio le dijo: «Mira, el pie del que patea a su propia madre merece ser cortado». Y Leonardo corrió a su casa y se cortó el pie. Bueno, cuando San Antonio se enteró de eso tomó el pie apuntado del joven y milagrosamente se lo pegó al cuerpo.
A San Antonio se le apareció el Niño Jesús y por eso se le pinta cargándolo. Es célebre el que se reparta el 13 de de junio de todos los años el pan de San Antonio como recuerdo a la gran caridad que él tenía hacia los demás. A San Antonio de Padua se le pide recuperar objetos perdidos, por salud, por la abundancia. Sobre todo para encontrar a un amor verdadero, Por eso lo llaman el «santo casamentero», pues las jóvenes y los jóvenes le piden para encontrar a un buen marido o a una buena esposa.
Milagrosamente, después de más de 800 años de haber muerto, su lengua y su garganta que tanto alabaron a Dios se mantiene incorruptas. Es interesante saber que la segunda aparición de la Virgen de Fátima a los tres pastorcitos fue un día 13 de junio del año 1917. Ese día la Virgen le volvió a pedir a los pastorcitos que rezaran el rosario diariamente y les agregó: «Jesús quiere instaurar en el mundo la devoción a mi inmaculado corazón».
Amigos, no es casualidad que la Virgen se apareciera a los niños en uno de los días que ha sido durante más de 700 años la fiesta de San Antonio de Padua, el santo del mundo, uno de los santos que más se ha distinguido por su amor a la Virgen. El cielo no hace nada al azar. Entonces, ¿Qué tiene que ver San Antonio con Fátima?, porque el pedido de Dios a través de la Virgen a consagrarse a su inmaculado corazón es una voluntad expresa de Dios. El 13 de junio de 1231 San Antonio de Padua recibió los últimos sacramentos, entonó un canto a la Virgen y antes de partir a la casa del Padre expresó sonriente: «Veo venir a nuestro Señor». San Antonio vivió y murió con la certeza total de que con Dios siempre ganamos!