San Antonio de Padua, el santo de los milagros, por María García de Fleury
Por María García de Fleury
Fernando nació en 1195 en Lisboa, Portugal, a los 15 años ingresó en la Congregación de San Agustín y 10 años después ingresó a los frailes menores franciscanos donde se cambió el nombre por Antonio. Conoció y vivió en el tiempo de San Francisco de Asís, fue un gran predicador en la ciudad italiana de Padua, Italia; escribió sermones notables por su doctrina y estilo y por mandato de San Francisco le enseñaba teología a los hermanos. Es reconocido como un gran teologo y se dice que en su vida dio mas de seis mil sermones.
San Antonio fue testigo de una aparición de Niño Jesús a quien sostuvo en sus brazos, motivo por el cual se la representa junto al Niño Jesús. Es uno de los santos más populares de la iglesia católica, se le reconoce por su plan don de hacer milagros, lo llaman el santo casamentero porque en su tiempo los padres de las muchachas tenían que dar una dote para que la hija se casara y Antonio ayudaba a las muchachas humildes a obtener una dote y el ajuar de su boda. Además, como predicaba a los jóvenes y estos vivían de acuerdo al evangelio de Jesús, se convertían en personas responsables que podían formar buenos matrimonios y buenas familias.
En sus sermones reflexiones lograba que los enemigos se reconciliaran, que los novios pudieran llegar hasta el matrimonio y que las parejas resolvieran sus desavenencias. A San Antonio se le atribuye un Eucarístico a raíz de una discusión con un hereje acerca de la presencia de Jesús en la Eucaristía; el hereje retó Antonio a que demostrara con un milagro la presencia real de Cristo en la hostia consagrada prometiendo que si lo lograba él se convertiría a la fe católica. le propuso Antonio que tendría su mula encerrada en el establo durante algunos días sin darle de comer después la llevaría a la plaza ante la gente poniéndole delante a la comida y Antonio debería ponerle la hostia consagrada ante la mula. El día convenido llegaron a la mula a la plaza ante la gente y la mula desprecio a la comida que tenía para él y se arrodilló frente a la hostia consagrada.
Lo llaman también el santo de los pobres porque en su comunidad trabajaba en la cocina y se dedicaba a darle pan a los pobres, una vez Antonio puso a los frailes en aprietos, porque repartió todo el pan que les quedaba para comer, sin embargo de forma milagrosa, después de orar las cestas volvieron a llenarse de pan otra vez, por eso se reparte el pan bendecido el día de San Antonio.
A San Antonio se le pide para encontrar los objetos perdidos y eso surgió por un problema que él tuvo con un novicio que huyó del convento con el libro de oraciones que usaba Antonio para rezar; cuando Antonio fue a buscarlo, no lo encontró y oró para recuperarlo, de repente el novicio se vio ante una operación aparición terrible y amenazante que lo obligó a regresar y devolver los robado.
San Antonio de Padua enseña que la verdadera riqueza es la del corazón y el verdadero tesoro no está en la tierra, sino en el cielo, hoy podemos imitar el radicalismo con el que San Antonio vivía su fe que le permitía ejercer una autoridad sacerdotal con gran propiedad y defender los principios bíblicos con gran convicción gracias a su obediencia a Dios y al evangelio, porque a pesar de haber fallecido a los 36 años vivió convencido de que con Dios ¡siempre ganamos!
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