San Antonio Abad enseña a luchar contra los demonios, por María García de Fleury - 800Noticias
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En un tiempo donde se habla con frecuencia de exorcismos por la presencia maligna de satanás entre las personas, la fiesta este 17 de enero de san Antonio Abad es muy adecuada, nació en el año 251  y murió de más de 100 años, sus padres eran personas muy adineradas y cuando murieron Antonio tenía 20 años. Le dio parte de la herencia a su hermana para que viviera muy bien el resto de su vida y lo que le tocaba a él se lo dio a los pobres.

Había escuchado en una iglesia que Jesús dijo «Si quieres ser perfecto anda, vende tus bienes del dinero a los pobres así tendrás un tesoro en el cielo y luego ven y sígueme», vendió sus bienes, distribuyó la suma conseguida por la venta a los necesitados; también oyó en la iglesia que Jesús dijo «No sea joven por el mañana».

Dejó a su hermana menor al cuidado de unas vírgenes consagradas y empezó a vivir como un asceta en las afueras de la ciudad. Antonio se convirtió en un gigante de santidad, en cuanto sabía de otros sabios que se habían entregado a la vida solitaria iba a conocerlos, adoptando una virtud de cada uno de ellos como la templanza, la perseverancia, el ayuno y la oración.

En sus vidas solitarias se comenzaron a manifestar con una fuerza mayor de lo habitual las más variadas tentaciones vinculadas a los bienes terrenales, a los afectos, a los placeres del cuerpo, a través de los cual el diablo intentaba que abandonara la vida consagrada a Dios. Antonio le confió esto a otros anacoretas y ellos le dijeron y aconsejaron que resistiera y que se separaran más del mundo, entonces eligió como refugio un hueco que estaba excavado en la roca; un amigo le llevaba algo de pan, pero los ataques de satanás temeroso de que el ejemplo de que este nuevo santo se difundiera siguieron día y noche.

Para explicar cómo discernir los espíritus, Antonio recordaba las visiones celestes, las tentaciones demoníaco las combatía con el signo de la cruz y eso disolvía la turbación. Por una visión supo que necesitaba orar y trabajar y así a la oración constante le añadió al trabajo que podía consistir en hacer cestas o cultivar un pequeño trozo de tierra como hizo en el monte del desierto de la tebaida, donde se retiró en la última fase de su larga vida.

Era un gran conocedor de las sagradas escrituras, enseñaba que estas son las primeras brújulas para el cristiano, que tiene que acompañarlos con la tradición de los padres, de la iglesia y la exhortación a permanecer firmes en su fe en cristo. En más de una ocasión algunos filósofos paganos fueron a ver a Antonio con la intención de burlarse de él por su fe en un Dios crucificado, pero, se regresaban maravillados por su sabiduría.

Antonio a pesar de no tener estudios literarios desmontaba sus argumentaciones y los instruía en las razones de la fe cristiana, muchos atraídos por su fama de maestro le escribían pidiéndole consejo y él con gran humildad respondías recordándoles que cristo es el único y  verdadero rey, animándolos a pensar en la salvación y a comportarse con justicia porque sabía que con Dios siempre ganamos.