San Alberto Hurtado, por María García de Fleury - 800Noticias
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Religión

Por: María García de Fleury

El 18 de agosto la iglesia celebra la fiesta de dos grandes santos; Santa Helena, madre del emperador Constantino quien hacia el año 332 encontró la cruz donde Cristo fue crucificado en Jerusalén y San Alberto Hurtado, quien encontró a Cristo en los pobres y necesitados.

Alberto Hurtado nació en Chile, el 22 de enero de 1901 en Viña del Mar, desde los 8 años estudió en el colegio de los jesuitas y su mayor deseo era ser sacerdote, pero la difícil situación económica de su madre lo hizo estudiar leyes y ya graduado de abogado trabajaba y ayudaba a la familia, y así también trabajaba en la parroquia Virgen de Andacollo.

En 1923 entró en el seminario de los jesuitas y se ordenó sacerdote en Bélgica, en 1933. Regreso a Chile donde trabajó en el colegio San Ignacio y en la acción católica juvenil. Su testimonio de vida, sus palabras, hicieron que en muchos jóvenes ardiera el deseo de luchar y vivir por Cristo.

Su obra social y catequística lo llevó a fundar en el año 1944 el hogar de Cristo para cobijar a los desamparados, el padre Hurtado llegó a ser conocido como el cura de los pobres, decía que “un católico es un hombre a quien Dios le ha encargado el mundo”.

En 1948 cuando las ideas marxistas estaban amenazando con extenderse por las capas más desprotegidas y la pujante clase obrera chilena por medio de los sindicatos, Alberto Hurtado creó un sindicato católico: La Acción Sindical Chilena, con el objeto de oponer resistencia a ese ideario político que iba en contra de los valores defendidos por la iglesia católica.

Para el padre hurtado la miseria del pueblo es de cuerpo y alma a la vez, proveer a las necesidades inmediatas es necesario, pero cambia poco la situación mientras no se abran las inteligencias, mientras no se rectifiquen y afirmen las voluntades, el padre Hurtado decía que cambia la situación muy poco mientras no se anima a tener un gran ideal, mientras no se llegue a suprimir o al menos atenuar las opresiones y las injusticias y mientras no se asocie a los humildes a la conquista progresiva de su felicidad.

Mostraba así la relación entre sus convicciones teológicas y su forma de vida, el padre Alberto Hurtado insistía en que toda acción es la prolongación de una idea, cuando no hay razones para actuar, decae la moral y cuando las costumbres son malas es porque las ideas están en quiebra.

Inspirado en la doctrina social de la iglesia publicó varios libros, fundó y dirigió la importante revista mensaje que se publica todavía hoy, fue un gran devoto de la virgen María y decía que ella era la más bella de todas las criaturas, era objeto de toda ternura pero que su misión no era ser ella el centro del culto sino llevarnos a Cristo y por él al padre.

Agregaba que “María como madre no quiere condecoraciones y honras sino prestar servicios, este mundo no nacerá para Cristo sino por María”. Consideraba que la dirección espiritual a los jóvenes era de suma importancia para que se mantuvieran bien unidos a Cristo.

Siempre tenía tiempo para escuchar a los jóvenes, dedicándole su atención y comprensión, dando una palabra de esperanza y apoyo, repitiendo su frase “Contento señor, contento”.

El padre Alberto Hurtado falleció el 18 de agosto de 1952 dejando un legado de esfuerzo, lucha, alegría, e intenso amor a los necesitados por amor a Jesucristo, porque él sabía que con Dios ¡siempre ganamos!