San Agustín, por María García de Fleury
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Agustín nació en al norte de África en el año 354, su padre era un pagano y su madre Mónica una mujer muy católica. Por ser muy inteligente desde joven lo enviaron a estudiar a la ciudad de Cartago. Estudiaba filosofía, retórica y se distinguía en la oratoria, pero también tenía una vida llena de sesiones de teatro, tabernas, concursos de poesías y todo tipo de placeres.
Estableció una relación de pareja sin casarse con una mujer con una mujer con la que tuvo un hijo varón al que llamaron Adiodato. Leyó un libro del famoso escritor Cicerón llamado “El Hortensio”, y comprendió que hay cosas más importantes que pasarla bien, y que tenemos que aprovechar la vida para buscar la verdad.
Se afilió a la secta del los maniqueo, pero la dejo porque descubrió que esas creencias no eran verdaderas. Buscando la verdad de fue a Roma y de ahí se fue a Milán. Trabajó como profesor, leía y estudiaba sobre todo a Platón. Conoció a San Ambrosio que era arzobispo de Milán y le impresionó mucho por su gran conocimiento y personalidad. Lo escuchaba con gran respeto, y en las conversaciones que sostenía con él abrió su mente y corazón a las verdades de la fe católica.
Agustín entendió que las cosas están subordinadas a Dios.
Escuche esta gran historia de fe, devoción, amor a Dios y ejemplo de vida a continuación