Ricciardo se impone por sorpresa en el GP de China - 800Noticias
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Agencias

Red Bull es un equipo distinto que ha pasado a la historia de la Fórmula 1 por hacer cosas distintas, que se salían del guion establecido y que, además, llegaban a buen puerto. Después de marcar el ritmo con cuatro dobletes consecutivos de la mano de Sebastian Vettel (2010-2013) antes de la entrada en escena de la era híbrida, el dominio de Mercedes y la dependencia de los motores Renault de la escudería de Milton Keynes (Gran Bretaña) lastraron a la estructura energética. Mientras permanece a la espera de encontrar el propulsor adecuado que le permita volver a la gresca por el título, la tropa de la marca del búfalo rojo debe conformarse con destellos puntuales, como por ejemplo el que vimos en China y que le permitió a Daniel Ricciardo llevarse una victoria a priori impensable.

El triunfo del australiano, el primero para él desde el que logró en Bakú hace ahora justo un año, lo cimentó el departamento de estrategia de Red Bull desde el muro al ejecutar un plan predeterminado a la perfección y en el momento adecuado. La revolución en el pelotón tuvo lugar superado el ecuador de la prueba (vuelta 30), cuando los dos Toro Rosso se tocaron y dejaron una de las curvas llenas de pedazos de fibra de carbono. La irrupción del coche de seguridad hizo que tanto Ricciardo como su compañero, Max Verstappen, se metieran en los garajes para llevar a cabo una parada inicialmente no prevista (vuelta 31) a colocar un juego de gomas más blandas que las que equipaban los monoplazas de los demás.

A partir de ese momento fue cuestión de tiempo que Ricciardo ejerciera de lo que es, el corredor que mejor adelanta de todos. El piloto de Perth salió del taller el sexto pero no se precipitó como su vecino —Verstappen, que circulaba el cuarto, se llevó puesto a Sebastian Vettel (segundo) y arruinó su carrera y la del alemán—, y se fue zampando a sus rivales sin vacilar, uno tras otro, hasta superar a Valtteri Bottas (segundo), a falta de 11 giros para la bandera de cuadros. Fernando Alonso terminó el séptimo y Carlos Sainz lo hizo el noveno, después de circular ambos permanentemente entre el pelotón.

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