Reliquias de la evolución que puedes encontrar en tu cuerpo
800 Noticias | Foto: referencial
A medida que los humanos evolucionamos, ciertas características o incluso órganos de nuestro cuerpo, se han vuelto menos necesarios para nuestra supervivencia pero siguen presentes de alguna forma en el cuerpo humano. Estos restos, conocidos como rasgos o estructuras vestigiales, proporcionan una información fascinante sobre nuestro pasado evolutivo. Estos son los más conocidos que aún puedes encontrar en tu cuerpo:
¿Alguna vez has notado el pequeño tejido rosado en el rabillo del ojo, cerca del lagrimal? Se trata del resto de un tercer párpado, conocido como plica semilunaris. Algunos animales, como aves y reptiles, tienen un tercer párpado funcional (o membrana nictitante) para proteger sus ojos y mantenerlos hidratados sin tener que cerrarlos pero, en los humanos, es una reliquia evolutiva que ya no es funcional.
Apéndice
El apéndice es una pequeña bolsa conectada a nuestro intestino grueso y se considera un órgano vestigial, un remanente de nuestros ancestros herbívoros. El apéndice jugó un papel crucial en la digestión del material vegetal resistente. Sin embargo, en nuestra dieta omnívora actual tiene una función menos relevante: ya no nos resulta de utilidad.
Pezones masculinos
¿Qué propósito tienen los pezones en los hombres? Nunca han tenido ninguna función real pero ahí siguen persistiendo. ¿Por qué? Todo tiene que ver conque fetos masculinos y femeninos arrancan su desarrollo igual; todos comenzamos de manera similar en el útero y los pezones se forman antes de que el cromosoma Y entre en acción para diferenciar un feto en un hombre. De ahí que cuando la testosterona comienza a influir en el desarrollo del feto, los pezones ya están situados en el organismo aunque no crezcan como las mamas femeninas. No tienen función pero tampoco aportan ningún riesgo al organismo.
Muelas del juicio
Nuestros antepasados llevaban una vida más dura que la de los humanos modernos. La comida de la época no era ni mucho menos delicada para masticarla, de ahí que, en la edad adulta crecían los terceros molares o muelas del juicio. Pero a medida que nuestras dietas se suavizaron y nuestras mandíbulas se hicieron más pequeñas, hubo menos espacio para estos dientes tardíos que se usaban para masticar las duras plantas crudas entre otras cosas. ¿El resultado? La evolución determinó que frenar la formación de estas muelas sería beneficiosa. Al final, por las complicaciones que suele conllevar la aparición de las muelas del juicio, a día de hoy se extraen en la mayoría de las ocasiones a aquellos que las desarrollan. Otro vestigio evolutivo.
El coxis
La rabadilla o coxis es un pequeño hueso que se encuentra en la parte inferior de nuestra columna y es todo lo que queda de la cola de nuestros antepasados. Si bien no se mueve, no es del todo inútil: sirve como punto de anclaje para estabilizar la pelvis.
Con información de Muy interesante
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