Recordamos a Juan Pablo II, por María García de Fleury
María García de Fleury
El 2 de abril se cumplió un nuevo aniversario de la muerte de San Juan Pablo II en el año 2005. Este santo y muy querido Papa, de quien el reverendo Billy Graham, ministro de la Iglesia Bautista, cuyos sermones eran muy célebres, dijo: El Papa Juan Pablo II fue sin duda la voz más influyente a favor de la moralidad y la paz en el mundo durante los últimos 100 años. Estaba convencido de que los complejos problemas de nuestro mundo son en última instancia de naturaleza moral y espiritual y que solo Cristo puede liberarnos de las cadenas del pecado, la codicia y la violencia.
Karol Botila fue elegido en 1978 con apenas 58 años como el sucesor número 263 de San Pedro Apóstol. Tomó el nombre de Juan Pablo II y le sirvió a Dios y a la Iglesia como pontífice durante más tiempo que cualquiera de sus predecesores. Fue el primer Papa polaco y el primer Papa no italiano elegido en 455 años.
Durante años Juan Pablo II sufrió un trastorno neurológico que se cree que es la enfermedad de Parkinson. A medida que su salud empeoraba con el paso de los años, el Papa ofreció a todos el poderoso testimonio del sufrimiento.
Hoy recordamos uno de los momentos más conmovedores y desgarradores de su vida que ocurrió la noche del domingo de Pascua 2005, cuando apareció en su ventana para bendecir a la multitud reunida en la Plaza San Pedro y recordamos la frustración del Papa que tan claramente quería hablar a los fieles y no lo lograba por su condición física tan deteriorada.
El Papa Juan Pablo II falleció el sábado 2 de abril del 2005 a las nueve y media de la noche, apenas seis días después de la Pascua a la edad de 84 años y en la víspera de la fiesta de la Divina Misericordia. De él dijo el presidente norteamericano de ese momento George Bush, la iglesia católica ha perdido a su pastor, el mundo ha perdido a un campeón de la libertad humana y un siervo bueno y fiel de Dios. Siempre recordaremos al sacerdote humilde, sabio e intrépido que se convirtió en uno de los grandes líderes morales de la historia.
El secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, dijo de él también, aparte de su papel como guía espiritual de más de mil millones de hombres, mujeres y niños, fue incansable defensor de la paz, un verdadero pionero en el diálogo interreligioso y una fuerte fuerza para la autoevaluación crítica por parte de la propia iglesia. Su compatriota polaco Lech Walesa, líder sindicalista, agregó, sin él no habría fin del comunismo o al menos habría sucedido mucho más tarde y el fin habría sido más sangriento.
El cardenal Egan, arzobispo de Nueva York, destacó, llevó el evangelio a todos los rincones del mundo proclamando la dignidad de cada ser humano, los derechos de los pobres y los males de la guerra a tiempo y a destiempo. Fue un digno sucesor del humilde pescador de Galilea sobre quien el Señor construyó su iglesia. Amigos, personas muy letradas, influyentes, personas de todos los sectores de la vida, lloraron a Juan Pablo II y reconocieron su importancia para el crecimiento de la fe y de la paz en el mundo. El Papa Juan Pablo II enseñó no sólo cómo vivir sino también cómo morir, uniendo sus sufrimientos a los de Cristo, porque durante su vida supo que con Dios ¡siempre ganamos!