Real Madrid sufre un mundo para vencer al Rayo Vallecano en el Bernabéu - 800Noticias
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Crónica ABC

El equipo titular del Madrid ha ganado por la mínima y casi pidiendo la hora (Solari hizo ayer un cambio en el 92) a los dos colistas del campeonato. Entre medias sufrió la peor derrota de su historia europea en casa.

Fríamente, puede decirse que el Madrid de Solari se parece bastante al Madrid de Lopetegui. Solari apenas ha mejorado nada y además ha puesto en solfa a Isco. Ha cambiado la voluta de Isco por la verticalidad monda y lironda de Lucas. Eso ha hecho fundamentalmente. Los optimistas pueden agarrarse (porque es verdad) a esa ética «lucasvazqueña», con tres partidos con la puerta a cero y gestos de solidaridad en el campo, aunque sea una solidaridad reumática.

Antes del partido Modric recibió su Balón de Oro. En las horas previas se había conocido una entrevista en la que llama populista a Simeone, con lo que prácticamente no queda nadie por recibir el adjetivo. Al recibir el premio se le juntó el equipo y Ramos le dio un beso, lo que obligará a Cristiano a besar a Chiellini en la calva la próxima vez que la Juventus celebre algo.

Solari no regaló nada al azar. Once de gala con Lucas. O mejor: once de gala. Se ve lo que es el Madrid yendo a la tienda a comprar una camiseta para los sobrinos en Navidad. ¿De quién se le compra? ¿Lucas? ¿Ramos? ¿Mariano? ¿Benzema? ¿Qué nos diría el amigo o el hermano a cuyo vástago le llevásemos una camiseta de Benzema? ¿Qué nos diría nuestro propio hijo? Sería sorprendente que dijera: «Gracias, siempre admiré su fútbol de culto».

El Madrid salió serio, bien puesto y presionante. Destacó muy pronto el antedicho Benzema. Estaba activo, fino, danzarín. Tenía el día. A él se sumó un Kroos más entonado y la regularidad de montacargas de Lucas, incansable arriba y abajo, sin alardes pero sin desmayo.

El 1-0 vino entre los dos. Un 95% Benzema, un 5% Lucas. Benzema abrió el juego desde la banda izquierda hasta el extremo y luego acudió para recibir el pase. La blandura del Rayo era total y estructural. Absolutamente navideña. El fútbol moderno es esto: que la defensa del rayo parezca la de un equipo holandés.

El Rayo respondió con un remate de Velázquez en un saque de esquina y nada más. Se tumbó en la hospitalidad ambiental y el Madrid tuvo unos minutos en los que volvió a monologuismo, a tener la pelota e incluso algo de ritmo. Un detallito de Marcelo, algún arranque de Modric, y el acierto de los ya mencionados. Benzema se iba hasta donde Marcelo y mandaba sobre el partido por una larga diagonal en la que se comía a Asensio, algo tímido y emboscado de falso delantero. Falló con su zurda un mano a mano claro. Se vio ahí que le falta confianza, que acusa la polémica y el juicio constante.

Se atisbó una mejoría en Llorente, menos frenético en defensa, desahogando el juego pronto.Y ya se ha dicho que Lucas le da al Madrid ritmo, frecuencia y simetría; el precio a pagar es una banda antiestética, un entero hemisferio cabizbajo. El saldo es bueno para Solari. Por Lucas vino una ocasión de Kroos con tiro al palo desde fuera del área.

El Rayo estaba dócil, casi comparsero. Ni presión, ni dureza, ni peligro alguno. Solo Advíncula provocaba sensaciones futbolísticas. Así se llegó al descanso.

Aburrida segunda parte

En el regreso, Modric hizo su primera gran jugada en lo que llevamos de tenporada. El primer detalle real de Balón de Oro. Una genialidad para Asensio, que fusiló torpemente al portero. El método Lucas ha deprimido a Isco y Asensio. ¿Es buen negocio?

El Madrid tuvo la pelota pero su fútbol fue decayendo hacia la nada. Míchel sacó a Bebe y Ba y el Rayo mejoró. Más presencia arriba con el primero, más contundencia (incluso bastante contundencia) atrás con el segundo. En una entrada suya se lesionó Benzema, que salió del campo cojeando. Puede que critiquen a Ba, pero antes se jugaba así. Los defensas entraban así.

El periodista Jaime Rodríguez hizo un tuit que define el juego del Madrid en la segunda parte y en lo que llevamos de temporada y casi que de lustro liguero: «Este Madrid aturde». Sí, es un adormecimiento hasta el estupor clínico. Sale uno del partido con las funciones cerebrales ralentizadas.

EL Madrid hizo todo lo que puede hacer un equipo liderado por Lucas y Benzema y acabó sin crear peligro alguno, pero el Rayo tenía tan poco, consistía en tan poco, que no quería ni darse cuenta de que el partido estaba 1-0. Bebé probó ya a Courtois y entró Alegría, un nueve real, que dio más cuerpo arriba. El partido estaba abierto, pero el Rayo solo quiso ir a por él en el minuto 92, cuando tras un córner Courtois paró una doble ocasión a Alegría y Velázquez. Salvó al Madrid después de un partido tan malo como el de Huesca.

Esa «ética Lucas» del equipo, esa épica amodorrante y con sordina que tiene el Madrid últimamente no es mucho, pero al menos es algo. Con ella irá a por su séptimo mundial. Si lo consigue, hasta estos meses habrán tenido sentido.

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