¿Quieres sanarte?, por María García de Fleury - 800Noticias
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Religión

Por: María García de Fleury

La enfermedad es falta de salud, en nuestro mundo la medicina moderna se ha extendido de forma general y se ha planificado científicamente de tal forma que uno de los mayores gastos de la sociedad moderna es el empleado en la búsqueda de la salud.

Se emplean inmensas cantidades de dinero en investigar nuevas medicinas, en crear unidades de salud cada vez más costosas para curar a los enfermos, pero solo los curan de manera corporal, con intervenciones quirúrgicas cada vez más complejas, con medicinas cada vez más sofisticadas.

Nuestros nuevos médicos pueden curar y he hecho curan el cuerpo, sin embargo, hay quienes no se dan cuenta que no hay enfermedades sino enfermos, olvidan que el cuerpo es inseparable del alma.

Ciertamente, nuestro sistema sanitario puede curar y de hecho cura a muchos enfermos, pero en general no logran sanarlos, ni reconciliarse, les falta amor, y sin amor no se puede sanar a las personas.

Curamos algunos enfermos, pero no les damos salud, porque no les damos amor, somos una sociedad enferma a pesar de los miles de millones de dólares y de euros que gastamos en el sistema sanitario.

En el tiempo de Jesús había grandes profetas como Juan Bautista, que hablaban de convulsiones apocalípticas, entonces, Jesús habló de amor, porque estaba convencido de que el amor cura. En nuestro tiempo son muchos los que hablan de la destrucción final poniendo incluso una fecha de caducidad a la vida humana sobre este planeta tierra.

Sabemos curar infinidad de enfermedades, pero no logramos sanar a la humanidad enferma, por eso es importante escuchar una palabra de verdadera sanación, que solo tiene sentido como expresión de amor. Jesucristo fue un sanador integral, sabía que en la vida de los hombres y de las mujeres existen energías de vida superior que los capacitan para aceptarse y amarse, desplegando una serie de posibilidades que en otro tiempo se hallaban escondidas.

En este sentido podemos afirmar que Jesús curaba por amor. Él no fue un curandero con poderes mágico, no, alguien que sana a los hombres y mujeres desde afuera, tampoco, él es un mediador, un transmisor de fe, no quiso nunca ponerse en el centro pues en el centro esta Dios que es el poder de la vida.

Amigos, Jesús enseñaba a creer, a aceptar la vida como un don por encima de todas las imposiciones de una ley o de un sistema impuesto desde afuera. Las curaciones de Jesús y de sus discípulos expresaban la capacidad de transformación del hombre y de la mujer por amor en línea de humanidad.

La curación por amor implica el surgimiento de una humanidad en la que los hombres puedan vivir en plenitud, desde la fe y desde la gratitud. Que distinto es vivir una enfermedad física con la ayuda de quien te ame y te de cariño, a vivirlo solo como si fueras una maquina totalmente separada del alma.

Allí donde Jesús dice “tu fe te ha curado”, podría haber dicho “tu amor te ha curado”. Ciertamente, amar es abrir un espacio de curación de salud intensa, amar, entendido como la búsqueda del bien del otro aun a costa de mi propio bien, me acerca a Dios y amigos, ¡con Dios siempre ganamos!