¿Quién es valiente de verdad? por María García de Fleury - 800Noticias
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María García de Fleury

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Soy María García de Fleury

¿A quién consideramos fuerte?, valiente? Decimos que fuerte el soldado que defiende a la patria, el que está dispuesto a afrontar los peligros o quien expone la propia vida por salvar a alguno que está a punto de morir, de ahogarse o también quien ayuda en la calamidades naturales como incendios, inundaciones, pandemia.

Muestra fortaleza y admiración quienes están en la cima de una montaña o incluso los astronautas que caminan en el espacio. Admiramos a las personas que se distinguen por lo que se llama «coraje cívico», pero amigos, en tiempos de paz necesitamos fortaleza. Hay otras manifestaciones de fortaleza que a veces exigen una gran virtud, e incluso una virtud heroica.

Una persona con fortaleza es la que está dispuesta a soportar las adversidades por una causa justa, por la verdad, por la justicia. Por ejemplo, una persona por amor a Dios decida consagrar su vida como misionero, dedicándose a predicar y a poner en práctica el evangelio en su propia patria o en tierras lejanas.

Otro caso de fortaleza es el de una Madre a quienes muchos aconsejan que aborte, que elimine la vida nueva concebido en su seno y ella se niega con firmeza aunque sepa que eso implica problemas para ella, su marido y toda la familia. Se necesita fortaleza para enfrentarse a quienes buscan el facilismo y la comodidad. Es fuerte la persona que acepta que esa nueva vida en su seno porque consciencia de que toda vida humana llega, desde la concepción hasta la muerte,  tiene una dignidad y una misión dada por Dios y por eso la vida es sagrada.

Otro ejemplo es la persona a quien le prometen la libertad y hasta una buena carrera a condición de que reniegue de sus principios o apruebe algo en contra de su honradez hacia los demás. Defender los principios y valores incluso a pesar de las amenazas de una parte y los halagos de otro, allí hay una persona realmente valiente.

Como estas hay muchas demostraciones de fortaleza heroica de las que no se escribe en los periódicos o de las que poco se sabe. Solo la conciencia humana la conoce y Dios lo sabe. Esos son los valientes desconocidos, a todos los que tienen el valor de decir «no» o «sí» cuando resulta costoso y dan un testimonio singular de dignidad humana y humanidad profunda.

La virtud de la fortaleza requiere siempre una cierta superación de la debilidad humana y sobre todo del miedo. El miedo quita a veces el coraje cívico a quienes viven en un clima de amenaza, opresión o persecución. Tienen valentía especial quienes son capaces de traspasar la barrera del miedo y dar testimonios de la verdad y la justicia.

El evangelio está dirigido a los hombres débiles, pobres, mansos y humildes, operadores de paz misericordiosos y al mismo tiempo contiene un llamamiento constante a la fortaleza. Por eso con frecuencia en el evangelio se repite «no tengas miedo». Enseña al hombre y a la mujer que es necesario saber dar la vida por una causa justa, por la verdad, por la justicia.

Ser fuerte, tener fortaleza es convertirte en misionero de la palabra de Dios, porque con Dios siempre ganamos.