¿Qué significa vivir?, por María García de Fleury
por: María García de Fleury
¿Qué significa verdaderamente vivir?, vivir en el mundo de hoy puede ser todo un desafío, especialmente porque la cultura contemporánea condiciona a valorar los hechos concretos y la precisión y cuando la persona tiene fe es todo lo contrario de estas cosas.
La fe requiere un cierto grado de incertidumbre y entrega, puede ser bastante intimidante cuando pensamos en ello, nuestra fe no es algo que se limite a actividades religiosas como la misa o cuando rezamos, nuestra fe debe ser parte de nuestra vida diaria, de nuestra identidad, debemos ponerlo en práctica y vivirlo en nuestras decisiones y actividades cotidianas.
Nuestro Padre Celestial nos ama tanto que quiere que vivamos nuestra vida llena de gracia, propósito espiritual, crecimiento, y sobretodo sentido de vida, sin embargo, todos tenemos libre albedrío que da la libertad de hacer lo que queremos, esto puede ser complicado porque a veces enfrentamos problemas en los que las soluciones no son claras.
En tiempos de incertidumbre nuestra fe se pone a prueba, durante esos momentos difíciles debemos confiar en Dios para que sea él quién guíe a tomar las decisiones correctas y aquí es donde nuestra fe viva entra en escena.
Vivir por fe no se trata de hacer suposiciones basadas en sentimientos acerca de lo que Dios quiere que hagamos, se trata de saber lo que él quiere para nosotros, por eso, por ejemplo, haz una prioridad de tu vida el leer y estudiar la Biblia cada día, lee los versículos y tómate el tiempo para reflexionar sobre ello y cómo se aplican a tu propia vida y a tus luchas diarias.
La oración permite comunicarnos con Dios y buscar su voluntad para nosotros, algunos de nosotros solamente oramos cuando necesitamos algo, pero este no debería ser el caso, solo podemos ser conscientes de la presencia de Dios y Su voluntad para nosotros si estamos en constante comunicación con él. Piensa en la eternidad, concientiza el hecho de que todas nuestras acciones, desde el acto más pequeño hasta cualquier decisión que cambie la vida se extenderán a la eternidad, esto te hará menos egocéntrico y te hará enfocarte más en el largo plazo.
Es una lucha común para todos nosotros integrar las diferentes áreas de nuestra vida en un todo espiritualmente coherente, por ejemplo, puede ser fácil para nosotros ser amables y perdonar durante los domingos cuando estamos rodeados de otros cristianos, pero puede ser muy difícil hacerlo fuera de la Iglesia cuando estamos rodeados de personas que son diferentes a nosotros; nuestra vida no debe estar llena de compartimientos, sino centrada completamente en Cristo y enfocada hacia la eternidad , le damos sentido a nuestra vida cuando poniéndonos en acción servimos a los demás como enseño Jesús. El mundo, sin duda, sería un lugar mejor y mucho más compasivo si cada uno de nosotros aprendiera pensar primero en los demás.
Amigo, cuando estés a punto de tomar una decisión siempre comienza con el final en mente, no solo pienses en el aquí y el ahora, sino en las implicaciones que tendrán tus acciones en tu viaje espiritual, porque así lo quiere Dios y con Dios ¡siempre ganamos!