¿Qué significa que mi gato duerma en mi cabeza?
Redacción 800 Noticias | Foto referencial
Los gatos son conocidos por sus costumbres un tanto peculiares. Una de ellas, es su predilección por dormir sobre la cabeza de sus humanos. ¿A qué se debe este comportamiento tan peculiar? Aunque no hay un estudio científico definitivo que lo explique, existen varias teorías que intentan dar respuesta a esta interrogante.
No solo les proporciona calor y comodidad, sino que también les da una sensación de protección. Al ubicarse en un sitio elevado, pueden observar su entorno y sentirse más seguros ante posibles amenazas.
Desde la organización benéfica Cats Protection, en Reino Unido, explican que “cuando duermes en la cama, es probable que tu cabeza sea la parte más fija de tu cuerpo. Tu gato puede elegirla como un buen lugar para dormir donde no lo molesten.
También puede ser que tu cara sea la única parte de tu cuerpo con piel expuesta. Es posible que quiera acercarse a ella para sentir el tacto o el calor. Si no le gusta pisar las sábanas de la cama, es posible que tu cabeza también le parezca más segura y accesible”.
En ese sentido, la veterinaria Stuart Hovis sumó que, incluso, esta elección “puede ser simplemente una cuestión de encontrar un lugar blando para la siesta”, ya que “su cabeza suele estar sobre una almohada blanda cuando está tumbado”. Asimismo, puede estar vinculado con una facilidad para “despertarle para pedirle comida, atención u otras necesidades”.
Mientras que el doctor Juan Enrique Romero había señalado, en una nota publicada en Infobae, que “los gatos duermen más de dieciséis horas por día y necesitan un lugar seguro y protegido para hacerlo. Esa búsqueda del lugar es instintiva. Por eso, si elige acostarse encima de su tutor, dormir sobre su cabeza o cerca de donde está, es porque se siente seguro y sabe que nada malo puede pasarle”, un vínculo emocional y sensación de intimidad que fortalece la relación y crea un lazo especial que es reconfortante para ambos.
Los felinos tienden a acostarse cerca de los pies de sus tutores cuando estos descansan, una conducta que refleja tanto su necesidad de proximidad como su instinto protector.
Al situarse en esta zona, logran estar cerca de la persona, mientras que, al mismo tiempo, permanecen en alerta ante posibles cambios en el entorno. Esto les permite descansar sin dejar de lado su naturaleza vigilante.
Con información de Infobae
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