¿Qué pasó el Martes Santo?, por María García de Fleury - 800Noticias
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El significado del martes Santo no es fácil captar, en un solo día Jesús simultáneamente condenó a las autoridades religiosas y confirmó que él era Dios. La limpieza del templo, que había ocurrido el día anterior, Lunes Santo, hizo que los fariseos cuestionaran el derecho de Jesús, porque él no había recibido autoridad de los líderes religiosos, entonces querían respuestas.

Se hicieron intentos para obligar a Jesús a declarar que él tenía el poder divino de Dios y así poder acusarlo de blasfemia y apresarlo. Conociendo sus motivos, Jesús cedió a responder a sus preguntas si respondían primero si la obra de Juan el bautista era humana o divina. Si respondían que era divina, la predicación de Juan afirmaba que Jesús fuera divino, y si respondían que era humana, los que siguieron a Juan se amotinarían.

Era responsabilidad de Sanedrín saber la diferencia entre los profetas verdaderos y los falsos, sin embargo, admitieron vergonzosamente que no lo sabían, por eso Jesús no les respondió.

El Martes Santo intensificaron las conspiraciones para atrapar y deshacerse de Jesús, frente a la multitud le preguntaron para tratar de agarrarlo: ¿Es lícito pagar el tributo al César?, y Jesús le respondió «Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios». Otro le preguntó: Si una mujer se ha casado 7 veces porque ha enviudado, ¿en el cielo de quién será esposa? y Jesús le respondió: «En la resurrección, ni ellos tomarán mujer, ni ellas marido, sino que serán como ángeles en el cielo»

La gente se maravillaba de todo lo que Jesús hablaba, entonces un maestro de la ley se le acercó y le preguntó: ¿Cuál es el mayor de los mandamientos?, y Jesús rápidamente resumió los 10 mandamientos en dos y le dijo «Amarás al señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente, este es el mayor y primero de los mandamientos, y el segundo es semejante a este, amarás a tu prójimo como a ti mismo, de estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas».

Entonces Jesús se volteó hacia la multitud y les dijo «hagan y cumplan todo los que ellos dicen pero no los imiten, porque ellos enseñan y no practican, todo lo hacen para ser visto por los hombres». Justo después empezó a decir «Hay de ustedes maestros de la ley y fariseos que son unos hipócritas, y continuó diciéndolo siete veces, explicando por qué decía que eran unos hipócritas».

Jesús se fue de ahí con sus discípulos hacia el monte de Los Olivos, les iba hablando acerca de la destrucción del templo y les dijo, «ustedes oirán hablar de guerras y rumores de guerra, pero no se alarmen, todo eso tiene que pasar, pero no será todavía el fin, habrá gran maldad en el mundo pero el que se mantenga firme se salvará». Les dio una serie de lecciones prácticas para vivir ese momento, animándolos a ser fieles, vigilantes y preparados.

Estas lecciones son relevantes para todos los creyentes en cualquier época: pero qué doloroso debió haber sido ese Martes Santo para que Jesús pronunciara su último lamento sobre la ciudad de Jerusalén. Leamos hoy los capítulos 23 y 24 de Mateo para comprender mejor las enseñanzas de Jesús que dijo «Lo que yo hablo, lo hablo como el padre me lo ha dicho», y amigos, con Dios ¡siempre ganamos!