¿Qué le hacen los gases lacrimógenos a nuestro cuerpo?
BBC
El gas lacrimógeno es un tipo de arma química. Aunque su uso está prohibido para la guerra desde 1993 por la Convención de Ginebra, a nivel doméstico países de todo el mundo lo usan para controlar a la población civil durante protestas y disturbios.
En años recientes ha sido utilizado por la policía y el ejército para dispersar a multitudes en lugares tan diversos como Egipto, Estados Unidos, Hong Kong, Turquía, Bahréin o Venezuela.
En general se considera un arma incapacitante no letal, pero ¿qué efecto tiene sobre la salud de las personas?
Efectos inmediatos típicos
El compuesto químico en la mayoría de las bombas de gas lacrimógeno usadas por la policía antidisturbios es el clorobenzilideno malononitrilo, también conocido como CS en honor a los científicos estadounidenses que lo descubrieron, Ben Corson y Roger Stoughton.
Los síntomas empiezan unos 20 o 30 segundos después de la exposición y se estima que el área de dispersión de una bomba va desde los 60 a los 300 metros cuadrados.
Una exposición aguda al CS resulta en «una irritación instantánea de los ojos, la nariz, la boca, la piel y las vías respiratorias«.
En una revaluación epidemiológica del gas publicada en 2016 en la revista Annals of the New York Academy of Sciences, Cragi Rothenberg y su equipo exponen en detalle cómo el gas afecta a cada parte del cuerpo.
Los efectos sobre la piel incluyen: picor, ardor, enrojecimiento y potencialmente dermatitis alérgica por contacto y ampollas.
La exposición ocular puede resultar en lacrimación, parpadeo involuntario, picor y sensación de ardor.
Y cuando se inhala, el gas suele causar tos, sensación de ahogo, salivación y opresión en el pecho.
Según la revista científica BBC Focus, en particular el CS afecta a los canales iónicos que están presentes en los nervios sensoriales de la nariz y el rostro. Estos canales iónicos son proteínas que actúan como compuertas frente a los estímulos.
Y la estimulación excesiva de esos nervios provoca una producción repentina de lágrimas y mocos, así como dolor urticante.
Normalmente estos síntomas se alivian unos 10 minutos después de que la persona respira aire limpio.
¿Y los efectos ante una alta exposición?
Pero si las personas están expuestas a una mayor concentración de gas lacrimógeno los efectos sobre la salud pueden ser más severos.
Cuando las fuerzas de seguridad utilizan el gas en espacios pequeños o cerrados, como por ejemplo en prisiones, las personas están expuestas al agente tóxico en mayor concentración y durante más tiempo.
Algo similar ocurrió durante las protestas en Egipto de 2011, cuando los agentes de seguridad lanzaron bombas de gas lacrimógeno repetidamente en una estrecha calle cercana a la famosa plaza de Tahrir.
Una gran exposición al gas lacrimógeno, por concentración o cercanía, puede causar vómitos, diarrea, y según el estudio de Rothenberg, quemaduras en la piel y daños oculares graves, como edema estromal de la córnea o un desgarro conjuntival, entre otros males.