¿Qué demostró esta Semana Santa?, por María García de Fleury
Por: María García de Fleury
Esta Semana Santa ha demostrado al mundo la necesidad de Dios que tenemos todos los seres humanos, la sed de Dios buscando la verdad, y se ha demostrado en la multitud de personas que voluntariamente han salido acompañar las procesiones en silencio, rezando, cantando, personas en las celebraciones de los oficios religiosos plenando las iglesias; junto a ellos la inmensa cantidad de jóvenes que han salido a misionar, a llevar la palabra de Dios a rincones muy apartados llevando esperanza y alegría, todo esto es un clarísimo indicativo de que la verdadera fe no será derrotada.
Los misioneros jóvenes y no tan jóvenes han sido capaces de abandonar su comodidad para decirle al mundo que Cristo es la verdad, Cristo el camino y la vida, cristo te ama y ha resucitado y lo hacen porque han logrado un sentido de trascendencia y eso los hace capaces de vivir en relación a algo más elevado que ellos mismos, a cooperar con los demás a atesorar una mayor fortaleza a la hora de afrontar los retos y a dar sentido a sus vidas, a disfrutar de la belleza, la gratitud, esperanza, perdón, entusiasmo, espiritualidad y religiosidad.
Es una gloriosa Pascua de Resurrección la que hemos visto y palpado en tantísimas catedrales, iglesias, capilla y calles llenas de personas con inmensa devoción pero también hemos palpado el dolor de tantas personas que no han podido conmemorar estos días santos por la opresión en sus países o simplemente por la indiferencia de unos líderes que pretenden gobernar a su antojo, que buscan volver a las personas aisladas sin lazos personales, quienes alientan el materialismo el individualismo, el relativismo moral y la llamada soberanía personal, a ellos no les interesa ni le conviene que la religiosidad se afiance entre la gente porque saben que son las creencias religiosas las que le dan a las personas el sentido de su vida, la manera ética de comportarse a nivel personal y social y en general toda una cosmovisión de vida.
Son las creencias religiosas las que le dan a las personas identidad, oportunidad, aspiración, aprendizaje y muchas bendiciones personales. Las creencias religiosas infunden responsabilidad social al permitirle a las personas mirar más allá de sí mismos y prestarle servicio a los demás sin intereses personales sino como actos de amor a Dios.
La religiosidad infunde un sistema de creencias que explica el mundo y proporciona seguridad, los creyentes por eso tienen menos probabilidades de abusar de las drogas de cometer crímenes, divorciarse, suicidarse y mejoran su salud física, viven más años.
La realidad es que las personas no pueden vivir aisladas, existe una gran unión entre las personas y los que los rodean; Jesucristo dio en la Última Cena el mandamiento del amor, «ámense los unos a los otros como yo los he amado», indicando que el bienestar de cada persona es mucho más que una simple libertad personal, tu bienestar está ligado al bienestar de tu prójimo, podrás sentirse satisfecho viviendo tu creencia en privado, pero la historia ha demostrado que es a través de la iglesia como verdaderamente se fomenta el compromiso en personas reales que viven en lugares reales.
Esta Semana Santa ha significado para muchos el momento del año para conectar con su fervor religioso y expresarlo en las calles convencidos, de que Cristo ha resucitado, Cristo ha vencido, Cristo vencerá, porque es Dios y con Dios ¡siempre ganamos!
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