¿Qué cosas te enferman de verdad?, por María García de Fleury - 800Noticias
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El ser humano está compuesto de tres grandes elementos, cuerpo, alma y espíritu. El espíritu es el principio de la vida del ser humano, es donde recibe todos los que es la conciencia moral que le da existencia y propósito al alma, ¿Y qué es el alma?, es lo que le da sentido y propósito a nuestro cuerpo. Cuidar de alma y el espíritu es una forma muy eficiente para que nuestro cuerpo esté bien.

Hay cosas en la vida que enferman a lo que le da sentido y propósito a nuestro cuerpo, por ejemplo, la soberbia, la avaricia, la envidia, la ira, la lujuria, la gula, la pared, la pereza, todo esto daña nuestro cuerpo. Porque por ejemplo la gula que se define como comer y beber mucho o estar comiendo todo el tiempo o buscar comer siempre algo exquisito, todo eso daña tu sistema digestivo, te hace engordar.

Por eso hay que huir de la gula comiendo con moderación, con alimentos balanceados, teniendo un horario para tus comidas. Has ayuno de vez en cuando y como dice el libro del eclesiástico en el capítulo 37: «no seas insaciable con los placeres ni te abalances sobre la comida».

La envidia enferma, ¿Por qué?, porque te hace sentir triste, mal, cuando sabes que una persona tiene algo bueno y te da rabia que lo tenga y quieres tenerlo aunque sea en forma indebida, llegando incluso hasta desearle un mal grave a otro. El saberse alegrar con los triunfos de otras personas es tener la humildad de reconocer que tú tienes unas cosas y otros tienen otra, te hace sentir bien.

La ira es una alteración violenta, incontrolada o provocada en contra de una persona que puede llevar el odio incluso a la venganza; la ira desata problemas físicos como dolor de cabeza, dolores de corazón, entre otras tantas cosas. Jesús dijo: «Si uno te abofetea en la mejilla derecha preséntale la otra».

Pereza, flojera, comodidad es negligencia en responder a lo que debes hacer, a cumplir con tus responsabilidades. El flojo pierde el interés en las cosas de la vida, se llena de aburrimiento, físicamente hasta se pone flácido, se debilita; en cambio la persona diligente activa, se siente bien, se siente despierta, con ganas de hacer cosas.

Lujuria: el libro de los proverbios en el capítulo 29 versículo 11 dice: «El necio desata sus pasiones y el sensato sabe controlarlas», por eso frente a la lujuria está la templanza y la castidad que te permiten amar a la otra persona en vez de usarla para tu propio gusto.

Avaricia: la codicia es un deseo, un afán de dinero, más dinero, más dinero y bienes nacidos de la pasión desatada por las riquezas y por el poder.

Recordemos que todos vamos a morir un día, que nadie se lleva a la tumba ninguna de sus posesiones materiales. Jesús dijo: «no podemos servir a Dios y al dinero, donde está tu tesoro ahí está tu corazón».

Soberbia, orgullo, vanagloria están relacionados porque eliminan a Dios del centro de la vida y te ponen a ti en el lugar de Dios.

Frente a todos estos males del alma que enferman el cuerpo tenemos un remedio muy poderoso. Vamos a darle a Dios un espacio todos los días y si te caes levante y vuelve a empezar, porque el eje de la vida cristiana es darle a los demás el amor con que Dios llena su relación personal con nosotros. Sin relación con Dios no hay amor, sin amor no podemos hacer el bien de verdad, por eso no pierdas nunca tu relación personal con Dios porque con Dios siempre ganamos!