Profesionales y la ética, por María García de Fleury
María García de Fleury
En un mundo donde el éxito profesional a menudo eclipsa los valores personales, es importante recordar los principios fundamentales que guían a los seres humanos.
Las enseñanzas de Cristo enfatizan un conjunto de valores que no solamente enriquecen la vida espiritual, sino que también proporcionan una base sólida para una carrera profesional satisfactoria y exitosa.
Existen unos valores profesionales por los que luchar, que son valores éticos fundamentales como el respeto, la justicia, la responsabilidad, la honestidad y la libertad.
A ellos se les añade la fe, la esperanza, el amor, la dignidad de la persona y la dignidad del trabajo. Comprender e incorporar estos valores en la vida personal y profesional sin duda conducen a una vida laboral más significativa. En el corazón de todos se encuentra la fe, la creencia inquebrantable en Dios y su plan divino.
En un contexto profesional, la fe sirve como base sobre la que se construyen todos los demás valores. Fomenta la confianza en la guía de Dios, incluso frente a la incertidumbre y la adversidad. Consideremos algunos valores profesionales que inspiran la fe, como por ejemplo la integridad.
Cuando ponemos nuestra fe en Dios, sabemos que hacer lo correcto, es mucho más importante que hacer lo que es fácil. Confía en que hacer lo correcto conducirá a resultados positivos a largo plazo. La resiliencia, que implica aceptar los desafíos con fe en el plan de Dios.
Las dificultades y los reveses son parte de cualquier carrera, de cualquier trabajo, pero tener fe en que tienes un propósito de vida te permite aceptar más fácilmente los problemas. Una sociedad justa y libre. Sólo puede hacerse realidad cuando se basa en el respeto de la dignidad trascendente de la persona humana.
La persona representa el fin último de la sociedad. El orden social y su desarrollo deben funcionar invariablemente en beneficio de la persona humana y no al revés. Una sociedad justa, una sociedad libre, pide un desarrollo humano integral, busca el bienestar de cada persona en todas sus dimensiones.
Dimensiones que no son necesarias para la vida. Una sociedad que tiene una condición económica, política, social, ecológica y espiritual. Es necesario darle un gran valor a la dignidad del trabajo, enfatizando que todo trabajo honesto tiene un valor inherente y es un medio para cumplir la propia vocación.
Este valor anima a las personas a ver a sus carreras, a su trabajo, como una forma de servir a Dios y a la sociedad. La auténtica práctica profesional está basada en la fe.
La auténtica práctica profesional está basada en la fe. La auténtica práctica profesional está basada en el compromiso y en la responsabilidad. En vivir aplicando sólidos principios éticos. Asimismo, la integridad profesional conlleva el compromiso con los estándares de calidad en el trabajo.
Demostrando honestidad y valorando la responsabilidad individual y colectiva en la consecuencia de un gut es la consecuencia de un futuro sostenible. Mantener estándares éticos en tu vida profesional de acuerdo con la verdad de Dios consiste en tratar a los demás con amor.
Significa tomar decisiones que beneficien no solamente a uno mismo, sino también a sus compañeros, a la empresa, al bien común. Recuerda que el amor requiere querer el bien del otro y esto significa hacer algo más que ser simplemente amable.
También necesitamos saber qué es lo verdadero, qué es lo bueno a los ojos de Dios, porque al final de cuentas, con Dios siempre ganamos.
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