Primeros Viernes, por María García de Fleury - 800Noticias
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Religión

Por: María García de Fleury

El mayor impulso a la devoción del sagrado Corazón de Jesús se lo dio una monja recluida en su convento de las hermanas de la visitación en Francia llamada Margarita María de Alacoque.

Entre 1673 y 1675 recibió 4 revelaciones que fueron notables la primera tuvo en presencia de Jesús en eucaristía y este le confió “mi divino corazón está tan apasionado de amor hacia todos los hombres que no pudiendo contener las llamas de su ardiente caridad es necesario que las derrame valiéndose de ti y se manifieste a ellos para enriquecerlos con los preciosos dones que te estoy descubriendo”.

En la segunda manifestación en 1674, Margarita María asegura que el Sagrado Corazón se le presentó en un trono de llama, más esplendoroso que el sol y como el cristal, con la llaga adorable, rodeado con una corona de espinas significando las punzadas producidas por los pecados y una cruz en su parte superior.

La más popular de las visiones de Margarita María ocurrió en 1675, estando ante la eucaristía. Jesús le dijo: “He aquí este corazón que tanto ha amado a los hombres y ha perdonado hasta agotarse y consumirse para demostrarle su amor y que recibe en reconocimiento ingratitud por las irreverencias y sacrilegios, ya por frialdad por desprecio con el que me tratan en este sacramento de amor, por eso te pido que se dedique el primer viernes de la octava del Santísimo Sacramento una fiesta especial para honrar mi corazón”.

En esta devoción de los nueve primeros viernes del mes al Sagrado Corazón Jesús le promete la gracia de la penitencia final y el seguro de su compañía y protección en esta vida y en la eternidad. El motivo principal de la devoción debe ser el amor a Jesús, las promesas son:

“Les daré todas las gracias necesarias en su estado de vida, estableceré la paz en sus hogares, los consolaré en todas sus aflicciones, seré el refugio de su vida y sobretodo en la muerte, bendeciré grandemente todas sus empresas, los pecadores encontrarán en mi corazón la fuente y el océano infinito de misericordia, las almas tibias crecerán en fervor, las almas fervorosas alcanzarán mayor perfección, bendeciré el hogar o sitio donde esté expuesto mi corazón y sea honrado, daré a los sacerdotes el don de tocar a los corazones más empedernidos, los que propaguen esta devoción tendrán sus nombres inscritos en mi corazón y de él nunca serán borrados, yo les prometo en el exceso de la infinita misericordia de mi corazón que mi amor todopoderoso le concederá a todos aquellos que comulguen 9 primeros viernes de mes seguidos la gracia de la penitencia final, no morirán en desgracia, ni sin recibir los sacramentos, mi divino corazón será su refugio seguro en este último momento”.

 Por eso amigos, repitamos con mucha frecuencia durante todo el día “Sagrado Corazón de Jesús en ti confío, Sagrado Corazón de Jesús en ti confío” porque el Sagrado Corazón de Jesús es Dios y con Dios ¡siempre ganamos!