El origen de la fiesta de la Virgen del Rosario, por María García de Fleury
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En 1716, el ejército del emperador Carlos VI, bajo el mando del príncipe Eugenio, obtuvo otra notable victoria sobre los turcos, cerca de Belgrado en la fiesta de Nuestra Señora de las Nieves en un momento en que los miembros de la sociedad del Santo Rosario estaban rezándolo en Roma, poco después los turcos se vieron obligados a retirarse.
El papa Clemente IX, en memoria de esto, extendió la fiesta del Santísimo Rosario a toda la iglesia universal, y el Papa León XIII añadió a las letanias la invocación «reina del Santísimo rosario, ruega por nosotros».
Según la tradición la devoción del Rosario fue revelada a Santo Domingo de Guzmán por la Santísima Virgen, es una de las devociones con más indulgencia y una oración vocal y mental; vocalmente se reza el Padre Nuestro, el Ave María y el Gloria, y mentalmente meditamos en los grandes misterios de nuestra fe.
El Rosario originalmente se componía de 150 Ave María, a imitación de los 150 salmos del Oficio Divino, y se dividía en tres coronitas de rosas, llamados misterios gozosos, dolorosos y gloriosos. Estas coronitas fueron ofrecidas a Nuestra Señora que es la reina del cielo y de la Tierra como hija de Dios Padre, madre del hijo salvador y esposa del Espíritu Santo.
La Iglesia anima a todos a que le ofrezcamos una corona de rosas a la Madre de Dios, es decir, a rezar el Rosario.
La Virgen de Lourdes, en su aparición en 1858 y la de Fátima en 1917, le pidieron a sus videntes que rezaran el Rosario. En el año 2002 el Papa Juan Pablo II agregó unos nuevos misterios, llamados misterios luminosos que contienen los sucesos de la vida oculta y pública de Jesús, es decir, el fundamento de la obra de nuestra salvación.
Todos los papas han recomendado el rezo del Rosario como remedio para los males que aquejan a la sociedad, porque al rezar el Rosario los misterios sobre el nacimiento, el ministerio, la pasión y la gloria de Cristo se abren y entonces el Espíritu Santo los aplica a nuestras propias necesidades internas. Además, en muchos sentidos los misterios del evangelio le dan vida a la victoria de Cristo sobre Satanás, y al rezar el Rosario podemos aplicar esas victorias contra la obra de Satanás en el mundo.
La iglesia quiere que descubramos el lugar de María, la Madre de Dios, en el misterio de la salvación y la saludemos diciendo !Dios te salve María» sin cesar. Cuando la Virgen María dio su consentimiento a Dios en la Anunciación se entregó de todo corazón a la voluntad salvífica de Dios y se consagró totalmente como esclava del Señor a la persona y obra de su hijo, sirviendo al misterio de la redención por la gracia de Dios todopoderoso y amigos con Dios ¡siempre ganamos!