¿Por qué es tan peligroso creerle más a Internet que a los médicos?
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Comenzó durante una clase de yoga. Sintió un tirón extraño en el cuello, una sensación absolutamente desconocida para ella. Su amiga sugirió que fuera a urgencias de inmediato. Resultó que estaba teniendo un ataque cardíaco.
La paciente no encajaba en el estereotipo de una persona con probabilidades de padecer un ataque cardíaco. Hacía ejercicio, no fumaba y cuidaba su alimentación; sin embargo, al revisar su historial médico, descubrí que sus niveles de colesterol estaban elevadísimos.
Le habían recetado estatinas para reducir el colesterol, pero nunca hizo caso a su receta debido a las cosas terribles que había leído en internet acerca de estos medicamentos. Fue víctima de un padecimiento que está convirtiéndose a toda velocidad en una pandemia de la era moderna: las noticias médicas falsas.
Aunque la desinformación ha sido objeto de gran atención en el ámbito político, la desinformación médica podría provocar bajas aún más numerosas. Como sucede con las noticias falsas en general, las mentiras médicas suelen tener mayor alcance en internet que las verdaderas y tienen repercusiones bastante reales.
Muchos estudios han demostrado que los beneficios de las estatinas superan ampliamente los riesgos, en especial para aquellas personas con riesgos elevados de sufrir una cardiopatía. No obstante, estos fármacos se han vuelto el blanco de un grupo discrepante en línea que incluye fanáticos paranoicos, gente que vende terapias alternativas y aquellos que solo buscan obtener clics.
Una cantidad incalculable de sitios web y publicaciones en redes sociales exageran los riesgos que en realidad son poco frecuentes y fomentan aseveraciones infundadas, desde afirmar que las estatinas provocan cáncer hasta sugerir que un nivel bajo de colesterol es dañino para la salud. Un estudio de 2016 reveló que incluso los artículos que se limitan a sopesar los riesgos y los beneficios de las estatinas se asociaron con pacientes que interrumpieron su tratamiento para reducir el colesterol, lo cual se relaciona con un aumento en la incidencia de ataques cardíacos.