Por fin descubren de dónde viene la señal que pone en marcha el parto
Con información de Bebés y más
Algunas mujeres dan a luz a sus bebés en la semana 38 y otras lo hacen en la semana 41. Cuál es la señal que indica que el parto llegó a su momento.
Existen quien piensan que es el cuerpo de la madre el que dice que ya es el momento y hay quien piensa que es cosa del bebé.
Investigadores del Southwestern Medical Center de la Universidad de Texas, EEUU descubrieron de dónde proviene la señal que pone en marcha el parto
El botón rojo de “Parto” no está en la madre, sino en el bebé, que nace gracias a sus pulmones.
¿Cuándo cae una manzana?
Nacen cuando está madura. Unas antes, otras después.
Con los bebés pasa lo mismo, no nacen hasta que no están preparadoS.
Por eso cada vez hay más reticencias a la hora de provocar partos en tal o cual semana.
¿Y cuándo está un bebé preparado para nacer? cuando sus órganos están lo suficientemente maduros y, sobre todo, cuando está capacitado para respirar.
Es decir, son los pulmones los que dicen cuándo serán capaces de hacer perfectamente su función y son ellos los que dicen cuándo puede o no puede aún nacer un bebé.
¿Y cuándo están maduros?
En el momento en que tienen suficiente surfactante.
El surfactante pulmonar es una sustancia que todos tenemos en nuestros alveolos pulmonares cuya misión es permitir la respiración.
Los alveolos son como saquitos que se vacían al espirar y como en ese momento quedan prácticamente sin aire, podrían colapsarse (juntarse una pared con otra) y dificultar la siguiente inspiración.
Pues bien, el surfactante evita que eso suceda.
Para el descubrimiento hicieron varios experimentos con ratones
Con ellos encontraron dos proteínas, la SRC-1 y SRC-2, que controlan los genes del surfactante pulmonar.
Hasta momentos antes del nacimiento no se activan, preparando así los pulmones para la vida exterior y promoviendo el inicio del parto.
Otro factor que afecta al momento del parto es el activador de plaquetas (PAF).
Dicho factor aumenta la concentración de plaquetas en el feto, también para prepararlo para su vida de bebé.
Sin embargo, parece que no afecta tanto en el momento de dar la señal porque cuando a algunos ratones les redujeron dicho factor el parto sucedió unas 12 horas después .
Ese tiempo equivale a una semana más de embarazo en humanos.
Qué pasó cuando inhibieron la función de las dos proteínas comentadas y, en consecuencia, los pulmones no tuvieron surfactante suficiente.
Los partos se atrasaron una media de 38 horas, que equivalen a unas 3-4 semanas de embarazo en una mujer.
¿Cómo sucede todo?
En los últimos días de maduración del feto, las proteínas SRC-1 y SRC-2 empiezan a provocar un aumento de secreción de surfactante en los pulmoneS.
A la vez, el factor activador de plaquetas se pone en marcha.
Este aumento se ve reflejado en el líquido amniótico, donde aumenta la concentración de estas sustancias.
El útero debe ser sensible a ello, porque la consecuencia es que se produzca una respuesta inflamatoria del mismo y empiece de ese modo el parto.
En cualquier caso, para comprender mejor este proceso, los investigadores ya han explicado que van a estudiar todo lo que sucede después.
Ahora saben qué activa el parto, pero quieren entender bien cómo pasa el mensaje del feto a la madre.
¿Podría esto ayudar a evitar los partos prematuros?
La mayoría de muertes neonatales son en bebés prematuros.
Además, nacer antes implica a veces tener problemas madurativos, necesitar algunas intervenciones y nacer, en definitiva, con una desventaja más o menos clara con respecto a los bebés nacidos a término.
Todo lo que pueda hacerse para evitarse es bienvenido.
Los investigadores sugieren que gracias a su descubrimiento podrán saber exactamente cómo se desencadena el parto.
De ese modo, en el futuro, poder controlar de algún modo los niveles de dichas proteínas para evitar los partos prematuros.
De igual modo que retrasaron los partos de los ratones, podrían hacer lo mismo, quizás, con los humanos.
Luego habrá que ver si hay alguna implicación a dicha solución, es decir, ver que no es peor el remedio que la enfermedad.