Pogacar, Merckx para unos, Armstrong para otros
800Noticias | EFE
Tadej Pogacar ha heredado las dudas que rodean al ciclismo desde hace años. El joven esloveno, de 22 años, sorprende por el dominio que mantiene sobre la carrera, que unos achacan a su calidad, comparable con la del gran Eddy Merckx, mientras otros ven en ella el retorno al ciclismo de los años oscuros de Lance Armstrong.
El ciclista, un ejemplo de precocidad, está en buena situación para ganar su segundo Tour consecutivo, algo que nadie ha hecho tan prematuramente. Lo está haciendo dominando a sus rivales con la misma ambición con la que lo hacía el «caníbal» belga, una superioridad que despierta suspicacias.
Su dominio durante la primera contrarreloj, la agresividad mostrada cuando la carretera se ha puesto cuesta arriba, le sitúan como un fenómeno llamado a dominar los próximos años en el pelotón internacional.
Tras la exhibición del año pasado en la crono de La Planche des Belles Filles, que le permitió arrebatar el liderato a su compatriota Primoz Roglic un día antes de la llegada a París, el joven esloveno ha firmado otras gestas que impresionan a unos y sorprenden a otros.
Pogacar, que por primera vez en su joven carrera tiene que dar la cara como líder y dominador de una carrera tan importante como el Tour, ha descubierto el sabor amargo de la superioridad en el ciclismo, la obligación de dar explicaciones sobre la sospecha o, lo que es lo mismo, sentirse, por el peso del pasado, como presunto culpable.
Sus respuestas recuerdan mucho a las que en su día daba Armstrong, siempre poniendo por delante los controles que pasaba, más que ningún otro deportista en el mundo, antes de que, cazado, reconociera que «no se puede ganar el Tour sin doparse».
También Chris Froome, el último gran dominador de la ronda gala, tuvo derecho a su dosis de sospecha y, como el británico, Pogacar se niega a publicar sus datos de potencia, donde algunos especialistas creen que se encuentra la prueba indirecta del dopaje.
«No sé qué puedo hacer para probar mi inocencia», asegura el esloveno de rostro aniñado, casi avergonzado de tener que justificarse frente a la prensa internacional.
Registro de una fuerza de serie
Otros creen, sin embargo, que Pogacar es un fuera de serie que viene trazando una línea que le sitúan en la trayectoria de los mejores de todos los tiempos.
Por su forma de correr, incluso, hay quien se aventura a igualarle con Merckx, que no se mostraba generoso con sus rivales, como Pogacar ha mostrado en este Tour.
«Lleva años ganando todas las carreras en las que participa o, al menos disputándolas. Ni siquiera Merckx hizo algo así siendo tan joven», asegura a Efe el español Íñigoz San Millán, preparador de Pogacar, que sigue al esloveno desde hace años.
Para él, el rendimiento del ciclista del UAE en este Tour no tiene nada de peculiar y su esfuerzo está siendo «incluso inferior al del año pasado».
La etapa de Le Grand Bornand, cuando asestó su primer golpe letal a la general revela «más la debilidad de sus rivales que su fortaleza».
Desde la distancia, San Millán siguió los datos de rendimiento del esloveno y no eran superiores a los que venía haciendo en entrenamiento.
Pero los de sus rivales, que el español pudo consultar porque con ellos iba el italiano Davide Formolo, del UAE, «eran de un nivel muy bajo».
Que sus rivales no rodaban bien ya lo sospechaba el entrenador desde hace días, por lo que recomendó a su pupilo «atacar de lejos para dejar patente que no había fuerzas».
San Millán reconoce que la sensación visual puede impresionar, pero defiende que no hay nada extraño en los datos de Pogacar.