¿Podemos juzgar?, por María García de Fleury
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A diario hacemos juicios, hacer juicios está relacionado directamente con vivir, desde cosas tan sencillas como ¿Qué ropa me pondré hoy?, ¿Puedo cruzar la calle antes que pase el carro?, hasta decisiones que implican la vida como por ejemplo ¿Debo aceptar ese trabajo?, ¿Debo confiar en esa persona?, a veces nuestras decisiones son acertadas, otras veces nos equivocamos.
Jesús enseñó “no juzguen y no serán juzgados”, Jesús sabía que juzgar a los demás es una tentación constante. Yo no puedo ocultar los errores que hay en mí, en mi familia, en mi sociedad, en la iglesia, sería decir que todo está bien y no es así, señalar los defectos y los problemas para ayudar a corregirlos es lo que hace una buena persona, un buen ciudadano, un buen hijo de la iglesia.
Cuando se ama, se sabe perdonar, porque uno mismo se da cuenta que es pecador, que falla y desea que lo perdonen, no abandones a quien tienes cerca (familia, sociedad, iglesia) cuando estén en dificultades ayúdalos, hay que ver y reconocer que existen errores, pecados, y pedirle a Dios que les dé luz para que las personas puedan corregirse, arrepentirse, en lugar de juzgarlos bendícelos, repítete: “Que Dios lo bendiga y lo ayude”.
Mírate a ti mismo y pregúntate: “Qué estoy haciendo por mi familia, por mi sociedad, por la iglesia?, ¿En qué parte de mi vida hay infidelidad, doble cara, ¿qué me disgusta de mí mismo?, pídele perdón a Dios, acógete a su misericordia y trabaja en busca de su santidad y de tu santidad.
Hoy más que nunca el mundo, la iglesia necesita santos, necesita de personas que busquen a Cristo, que se comprometan con Dios de forma valiente, y fiel. Cuando descubras que actúa como juez comienza a orar por la persona a la que estas juzgando, pídele a Dios que le dé a esa persona lo que deseas para ti y para los que amas, después de todo Dios ama a esa persona tanto como a ti, ¿por qué no seguir el ejemplo de Dios e intentar amar a la otra persona.
En ocasiones sucede que cuando están molestándonos algún rasgo o actitud de otra persona probablemente hay algo en ti de ese rasgo o actitud que te molesta. En lugar de juzgar a los demás por su comportamiento intenta examinar qué es lo que te molesta en tu interior, pídele a Dios que te sane y transforme por medio de su gracia amorosa.
Si logras imaginarte la situación que vive otra persona te vas a sentir menos inclinado a juzgarla, intenta y así en lugar de añadir más separación y molestia en el mundo estarás cultivando la conexión y el entendimiento, si no puedes bendecir a quien piensas que está equivocado, si no puedes manifestar tu empatía o el amor, ora, tranquilízate un momento antes de juzgar, dale a Dios la oportunidad de hacer surgir algo nuevo en la perdona a quien quieres juzgar porque amigos, ¡con Dios siempre ganamos!