Peregrinemos al Niño Jesús, por María García de Fleury
Por María García de Fleury
Somos peregrinos en esta tierra, algunas veces peregrinamos por turismo, por exploración científica o por comercio; a veces peregrinamos por causas de injusticia, de explotación de personas, de erosión de las culturas, de devastación de la naturaleza y a veces peregrinamos hacia santuarios, hacia lugares sagrados en busca de Dios.
Jesucristo, el Hijo de Dios que nació en Belén entró en la historia humana como el camino, la verdad y la vida. Jesús descendió de junto a Dios para hacerse carne y recorrer los caminos de los seres humanos.
En la Encarnación, Dios vino en persona a hablar de sí a todas las personas y a mostrar el verdadero camino por el cual podemos encontrarnos y ser felices. Antes de nacer, la sagrada familia de José y María peregrinaron de Nazaret a Belén, dónde nació Jesús.
Peregrinó al Templo de Jerusalén para ser presentado al Señor, luego peregrinó junto con sus padres a Egipto, huyendo de quiénes querían matarlo, siendo muchacho acudió en peregrinación a Jerusalén con María y José dónde se perdió y lo encontraron en el templo hablando con los doctores de la ley y él les dijo: ¿No saben que debo ocuparme de las cosas de mi padre?, y peregrinó con María de regreso a su casa en Nazaret.
Su Ministerio Público recorriendo los caminos de su patria lentamente fue tomando la forma de una peregrinación hacia Jerusalén que sobretodo San Lúcas describe como un gran viaje que tiene por meta no solamente la cruz sino la gloria de la Pascua y de la Ascensión. Los otros evangelistas conocen este itinerario ejemplar que debe seguir el discípulo. «El que quiera venir en pos de mi, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y sígame». Y San Lucas añade: «Tome su cruz de cada día».
La peregrinación terrena de Cristo se abre al infinito y al ministerio de Dios, mas allá de su muerte en la cruz, sobre todo en el monte de la ascensión se representa la etapa definitiva de su peregrinación, el Señor resucitado es elevado al cielo y promete volver camino hacia la casa del Padre diciendo: «Salí de junto al Padre y vine al mundo, ahora dejo el mundo y vuelvo al padre, Padre tú me los confiaste quiero que donde yo estoy estén también conmigo y contemplen mi gloria».
Días después cuando la comunidad cristiana recibió el Espíritu Santo en Pentecostés, salieron a los caminos del mundo adentrándose en las diversas naciones la tierra, junto a ellos siempre caminaba Cristo que, como con los discípulos de Emaús, explicaba las Escrituras y compartía con ellos el pan eucarístico.
Siguiéndolos a ellos se pusieron en marcha mucha más personas haciendo la realidad las palabras de Cristo, «vendrán muchos de Oriente y Occidente a sentarse en la mesa en el reino de Dios».
La invitación en estos días de Navidad es salir a peregrinar al Niño Jesús por tu comunidad, por tu barrio, tu ciudad, cantando aguinaldos llevando la buena noticia de que Dios se hizo carne y a venido a salvarnos, a darnos esperanza, a consolarnos, a asegurarnos que mientras permanezcamos con Jesús tendremos paz en Nuestra vida aún en medio de las dificultades, porque sentiremos la verdad de que estamos en esta vida peregrinando con Jesús, el Hijo de Dios, qué es el camino, la verdad y la vida siempre ganamos.
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