¿Para que bautizarse?, por María García de Fleury - 800Noticias
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Religión

María García de Fleury

¿Cuál es el significado del bautismo? ¿Para qué bautizarse? El bautismo es un paso de la muerte a la vida. El agua que recibimos en el bautismo nos identifica con la muerte de Cristo en la cruz, su sepultura en el sepulcro y su resurrección de entre los muertos.

El bautismo te hace hijo de Dios. Pasas de ser criatura de Dios a ser hijo de Dios. Esto no es algo simbólico, sino algo real.

Jesús le dijo a Nicodemo: a menos que nazcas del Espíritu, no entrarás en el reino de los cielos. En los hechos de los apóstoles se dice: bautízate para el perdón de tus pecados. El bautismo te salva, dice San Pedro, perdona nuestros pecados, nos hace hijo de Dios, pero el bautismo necesita que la persona tenga fe. El bautismo es salvífico, no es magia, es un milagro, es un regalo de Dios.

Cuando se bautiza a un niño pequeño, a un bebé, no se le puede pedir que tenga fe, pero es la fe de sus padres lo que es necesario.

En el capítulo 2 de San Marcos hay un paralítico al que sus amigos lo llevan frente a Jesús y como no logran entrar por la puerta, lo meten por el techo. La narración dice que cuando Jesús vio la fe de todos ellos, le dijo al paralítico, tus pecados te son perdonados. Jesús no vio solo la fe del paralítico, sino la fe de sus amigos que hablaban por él. Y si eso es con los amigos, ¿cuánto más no será por el papá y la mamá de un niño y los padrinos? A los papás y padrinos el sacerdote les pregunta, ¿qué quieren para el niño? Y ellos responden que quieren el bautismo. El bautismo se convierte en un regalo de Dios para la persona que los recibe. Es totalmente gratis, es gracia de Dios que perdona el pecado original y los demás pecados que pueda tener. Hace a la persona hijo de Dios, lo incorpora a la iglesia y le abre las puertas del cielo. Y todo esto gratis. Los padres y padrinos responden por el bebé, por el niño, con la esperanza de que algún día, cuando sea mayor, pueda ratificar esa fe en el sacramento de la confirmación.

Cuando Dios irrumpe en la humanidad con su nacimiento y se revela a las naciones a través de los reyes magos, que eran los sabios de su tiempo, venidos de distintas partes del mundo, Jesús se mostró a las naciones y fue reconocido por las naciones. La gran pregunta es cuando Dios se revela a sí mismo, ¿cuál es tu respuesta? ¿Cuál es mi respuesta? Podemos responderle como los sabios y adorarlo y entregarle nuestros mejores regalos, nuestra propia vida. O podemos responderle como Herodes diciendo, yo no quiero a Dios en el mundo y te haces el indiferente, lo ignoras y hasta lo rechazas. La respuesta adecuada para que le demos a Dios es adorarlo.

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