Mons. Baltazar Porras es creado Cardenal por el Papa Francisco
EFE
El papa Francisco creó hoy cardenal al arzobispo de Mérida (Venezuela), Baltazar Enrique Porras Cardozo, a quien impuso la birreta cardenalicia y entregó el anillo, símbolo de su compromiso universal con la Iglesia Católica, en una ceremonia celebrada en la Basílica de San Pedro del Vaticano.
Baltazar Enrique Porras Cardozo, es uno de los 17 cardenales que creó el papa Francisco, 13 electores y 4 no electores, durante una ceremonia que se celebró en la Basílica de San Pedro del Vaticano y en la víspera de la clausura del Jubileo Extraordinario de la Misericordia.
En la lista de los nuevos cardenales que ahora formarán parte del Colegio Cardenalicio están el arzobispo español de Madrid, Carlos Osoro; el arzobispo de Mérida (Venezuela), Baltazar Enrique Porras Cardozo, el arzobispo de Tlalnepantla (México), Carlos Aguiar Retes; y el arzobispo de Brasilia (Brasil), Sérgio da Rocha.
La ceremonia comenzó con el saludo del primero de los nuevos cardenales, el nuncio apostólico (diplomático vaticano) en Siria, Mario Zenari, que refirió al pontífice unas palabras de agradecimiento.
Posteriormente, el papa pronunció una homilía en la que criticó la indiferencia y pidió a los nuevos purpurados que «sean misericordiosos».
«La elección, en vez de mantenerlos en lo alto del monte, en su cumbre, los lleva al corazón de la multitud, los pone en medio de sus tormentos, en el llano de sus vidas. (…) Amen, hagan el bien, bendigan y rueguen», dijo.
Jorge Bergoglio afirmó que estas son acciones que se realizan fácilmente con los amigos o las personas cercanas pero recalcó que también hay que ponerlas en práctica con los que llamó «enemigos».
«Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian, bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los difaman», solicitó.
Francisco lamentó que la época actual se caracteriza «por fuertes cuestionamientos e interrogantes a escala mundial» y criticó que en las sociedades contemporáneas exista «la polarización y la exclusión como única forma posible de resolver los conflictos».
En este sentido, se refirió a los inmigrantes y refugiados para subrayar que con frecuencia «se convierte en una amenaza».
«Posee el estado de enemigo. Enemigo por venir de una tierra lejana o por tener otras costumbres. Enemigo por su color de piel, por su idioma o su condición social, enemigo por pensar diferente e inclusive por tener otra fe», sostuvo.
El pontífice argentino rechazó la indiferencia al prójimo, así como «el virus de la polarización y la enemistad se nos cuela en nuestras formas de pensar, de sentir y de actuar».
Y trasladó este mensaje a los nuevos cardenales para que ayuden con su labor a fomentar la fraternidad.
«Venimos de tierras lejanas, tenemos diferentes costumbres, color de piel, idiomas y condición social; pensamos distinto e incluso celebramos la fe con ritos diversos. Y nada de esto nos hace enemigos, al contrario, es una de nuestras mayores riquezas», expuso.
«Como Iglesia, seguimos siendo invitados a abrir nuestros ojos para mirar las heridas de tantos hermanos y hermanas privados de su dignidad, privados en su dignidad», concluyó.
La ceremonia continuó con la promesa de fidelidad realizada por cada uno de los nuevos cardenales ante el papa.
Por su parte, el pontífice pronunció sus nombres, les impuso la birreta cardenalicia y les entregó el anillo, símbolo de su compromiso universal con la Iglesia católica.
Este es el tercer consistorio del papa Francisco desde el inicio de su pontificado en marzo de 2013 y en esta ocasión el pontífice ha elegido designar con la púrpura a 17 nuevos cardenales procedentes de 11 países de los cinco continentes, en un gesto que relaciona con la «universalidad de la Iglesia».