PALABRA DE DIOS | Evangelio de este sábado 4 de septiembre
Redacción 800 Noticias
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (1,21-23):
Antes estabais también vosotros alejados de Dios y erais enemigos suyos por la mentalidad que engendraban vuestras malas acciones; ahora, en cambio, gracias a la muerte que Cristo sufrió en su cuerpo de carne, Dios os ha reconciliado para haceros santos, sin mancha y sin reproche en su presencia. La condición es que permanezcáis cimentados y estables en la fe, e inamovibles en la esperanza del Evangelio que escuchasteis. En el mismo que se proclama en la creación entera bajo el cielo, y yo, Pablo, fui nombrado su ministro.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 53,3-4.6.8
R/. Dios es mi auxilio
Oh Dios, sálvame por tu nombre,
sal por mi con tu poder.
Oh Dios, escucha mi súplica,
atiende a mis palabras. R/.
Pero Dios es mi auxilio,
el Señor sostiene mi vida.
Te ofreceré un sacrificio voluntario,
dando gracias a tu nombre, que es bueno. R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,1-5):
Un sábado, Jesús atravesaba un sembrado; sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas con las manos, se comían el grano.
Unos fariseos les preguntaron: «¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?»
Jesús les replicó: «¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios, tomó los panes presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, comió él y les dio a sus compañeros.»
Y añadió: «El Hijo del hombre es señor del sábado.»
Palabra del Señor
PALABRAS DEL SANTO PADRE
De todo esto se comprende que Jesús no da importancia simplemente a la observancia disciplinar y a la conducta exterior. Él va a la raíz de la Ley, apuntando sobre todo a la intención y, por lo tanto, al corazón del hombre, donde tienen origen nuestras acciones buenas y malas. Para tener comportamientos buenos y honestos no bastan las normas jurídicas, sino que son necesarias motivaciones profundas, expresiones de una sabiduría oculta, la Sabiduría de Dios, que se puede acoger gracias al Espíritu Santo. Y nosotros, a través de la fe en Cristo, podemos abrirnos a la acción del Espíritu, que nos hace capaces de vivir el amor divino.
A la luz de esta enseñanza, cada precepto revela su pleno significado como exigencia de amor, y todos estos preceptos se unifican en el más grande mandamiento: ama a Dios con todo el corazón y ama al prójimo como a ti mismo. ÁNGELUS 16 de febrero de 2014