PALABRA DE DIOS | Evangelio de este lunes 23 de septiembre
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Primera lectura
Lectura del libro de los Proverbios (3,27-34):
Hijo mío, no niegues un favor a quien lo necesita, si está en tu mano hacérselo. Si tienes, no digas al prójimo: «Anda, vete; mañana te lo daré.» No trames daños contra tu prójimo, mientras él vive confiado contigo; no pleitees con nadie sin motivo, si no te ha hecho daño; no envidies al violento, ni sigas su camino; porque el Señor aborrece al perverso, pero se confía a los hombres rectos; el Señor maldice la casa del malvado y bendice la morada del honrado; se burla de los burlones y concede su favor a los humildes; otorga honores a los sensatos y reserva baldón para los necios.
Palabra de Dios
Salmo Responsorial
Sal 14,2-3ab.3cd-4ab.5
R/. El justo habitará en tu monte santo, Señor
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua. R/.
El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor. R/.
El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R/.
Evangelio
Palabra del Señor
Comentario
No niegues un favor a quien lo necesita
El texto de Proverbios no necesita comentario, basta con leerlo con detención, dejándose inspirar por él. No olvidemos que es un libro “sapiencial”, lo que ofrece es sabiduría. No simple erudición, o sea, saber de muchas cosas; sino saber de lo esencial de nuestro vivir, de nuestro ser; con aplicación inmediata a nuestro modo de actuar. Es un padre que habla a su hijo: desde su amor paternal le indica al hijo cómo ha de conducir su vida. Su consejo o recomendación esencial: no negar favores a su hermano ni a los demás. De ese consejo deriva evitar el daño al otro. Ello lo resume en ser honrado; es lo que le pide el Señor. Y, como actitud básica, la humildad, que siempre va unida a la sabiduría.
El salmo responsorial precisa más esa honradez, esa sabiduría, que le lleva a convivir con Dios en “su monte santo”. Que podemos traducir: Dios convive en él, y él convive en Dios.
Nada hay oculto que no llegue a descubrirse
El texto de Lucas, podría ser entendido como una invitación a hacerse ver, a cultivar la imagen propia, a no pasar inadvertido ante los otros, a lucir en el ámbito en que la vida se desarrolla, a cultivar la imagen. Algo que es tentación humana, en nuestro tiempo muy desarrollada. De modo que el dicho, “la mujer del César no solo ha de ser buena, sino aparentarlo”, se convierte en que sobre todo ha de aparentarlo, serlo es menos relevante.
Sin embargo, el texto, entiendo, viene a decir lo contrario. No te preocupes tanto por tu apariencia, sino por tu ser, porque tu ser acabará manifestándose: “nada hay oculto que no llegue a descubrirse…, a hacerse público”, por ello, podría continuar, “cuida tu ser, tu mundo interior, tus intereses y afectos, que se traslucirá en tu obrar”.
Al final del texto evangélico nos encontramos con esa expresión …”al que tiene se le dará, al que no tiene se le quitará lo que cree tener”. La fuerza de la frase está en discernir qué es tener de verdad y qué es creer tener; o sea, estar vacío de lo que hay que tener y lleno de vaciedades, que no construyen nuestro ser, solo nuestra apariencia social. Más aún, creer tener lo que en realidad nos tiene, a veces como esclavos; por ejemplo, el dinero, -avaro-, el aplauso social, nuestra vanidad u orgullo, nuestra comodidad egoísta…
Jesús sabe que lo que dice no es fácil de asimilar y por eso, subraya: “a ver si escucháis bien”.
¿Cómo nos vemos ante estas palabras de Jesús? ¿Cómo vemos a los demás?
Fray Juan José de León Lastra O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
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