Señor Dios, en quien confío; amanece un nuevo día, mi corazón palpita de gozo y mi alma se llena de la paz que sólo Tú puedes brindarle.
Hoy quiero pedirte, Señor resucitado, me hagas cada vez más asiduo a la lectura de tu Palabra, para internalizarla, vivirla y crecer con Ella como se cultiva una planta, con el riego y cuidado diario y constante, alimentándola con el abono que le va a permitir germinar para dar el fruto que de ella se espera; abre mi entendimiento como el de los discípulos para entenderla como es debido, y que luego yo pueda ser también motivador para sembrar la inquietud y la semilla de tu Palabra en mis hermanos.
Danos, además, como comunidad cristiana, el gozo de poder reunirnos muy pronto en torno a tu Mesa para volver a compartir tu Pan. Amén! Propósito para hoy:
Meditaré y oraré en silencio en base a la cita bíblica correspondiente al Evangelio de hoy (Lucas 24, 35-48).
Celebración Litúrgica: Tercer Domingo de Pascua.
Mons. Benito Méndez. Obispo Castrense de Venezuela
