OPNIÓN | ¿De verdad Corpus Christi da vida?, por María García de Fleury
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Celebrar Corpus Christi es celebrar a Jesús en la Eucaristía con todo su cuerpo, su alma, su sangre y su divinidad. Este regalo maravilloso que sostiene la Iglesia. Esa presencia la podemos percibir mediante la fe y a través de los sentidos. Cada vez que celebramos la misa sucede el milagro. Y Jesús dijo «Dichosos aquellos que creen sin ver».
Esta fiesta representa un punto esencial de todo el misterio Pascual. Jesús derrota a la muerte, derrota el pecado y resucita a una nueva vida, el domingo de Pascua.
Después de su Ascensión, él y Dios Padre envían al Espíritu Santo en Pentecostés. Luego celebramos el domingo de la Santísima Trinidad y se cierra con la fiesta del Corpus Christi.
Dios liberó a Israel de Egipto en el éxodo y lo guió hasta la tierra prometida. El maná es precisamente ese alimento para el viaje que sostuvo Israel luego del éxodo en el desierto. Y de hecho, el maná cesó cuando los israelitas llegaron a la tierra prometida.
El maná no era pan ordinario; sino pan de ángeles que milagrosamente caía diariamente. Un punto que podría estar detrás la petición en el Padre Nuestro que dice «danos hoy nuestro pan de cada día».
Jesús declaró claramente que ese antiguo maná presagiaba la Eucaristía, anunciando la superioridad de esta última. «Tus padres comieron maná en el desierto y murieron. Éste es el pan que baja del cielo para que uno pueda comer de él y no morir».
El milagro de la multiplicación de los panes también se refiere a la Eucaristía. Jesús que se multiplica para darse a todas las personas que se acercan a buscarlo. No es asunto de tener más fe o menos fe. Es asunto de pedirle a Dios que tú quieres estar cerca de él, aunque dudes.
Pídele este día de Corpus Christi que te alimente, como alimentó a los hebreos en el desierto con el maná o al gentío cuando ocurrió la multiplicación de los panes. Muchos no entendían pero todos fueron a buscar ese alimento porque sabían que eso les daría vida. Es la vida que prometió Jesucristo que es Dios. Y con Dios, ¡Siempre ganamos!