#OPINIÓN | Santa Rosalía en El Hatillo, por María García De Fleury
María García De Fleury
Se llamaba Rosalía Sinibaldi. Cariñosamente la llamaban «la santuza», o sea, la santica, por su pequeña estatura y nosotros la conocemos como «Santa Rosalía».
Nació y vivió en Palermo, Italia, en 1130. Fue la hija de una familia perteneciente a la nobleza. Vivió la época de la gran propagación de monasterios benedictinos y sintiendo el llamado de Dios, esta joven dejó la vida de fiestas y lujos y se retiró a llevar una vida de oración y de penitencia en una cueva del Monte Pelegrino donde murió el 4 de septiembre de 1160, a la edad de 30 años.
El culto a Santa Rosalía, promovida por los benedictinos, se difundió por el mundo como protectora contra las enfermedades infecciosas, contra la peste, para recibir auxilio y protección en momentos difíciles, así como para encontrar fuerzas cuando se necesitan superar dificultades.
A Santa Rosalía se le atribuye la extinción de la peste que había en Sicilia. Años más tarde, en la prisión llamada «La Carraca», en Cádiz, España, estaban presos Don Francisco De León y su hijo Don Baltazar De León.
Don Francisco falleció a causa de la epidemia de viruela que había en la cárcel. Su hijo Don Baltazar De León le prometió A Santa Rosalía de Palermo, protectora de las infecciones y las pestes, que si le salvaba la vida de ese brote de viruela que había en la cárcel él le haría una capilla en su honor.
Lo salvó y de regreso a Venezuela Don Baltazar De León cumplió con su promesa en lo que se instaló en El Hatillo.
De acuerdo con Iván Naranjo, el cronista de El Hatillo, Don Baltazar ordenó construir la capilla en honor a Santa Rosalía de Palermo, en 1766. Hoy, esa pequeña ermita se conoce como «La capilla de El Calvario».
Más adelante, en 1784, Baltazar De León, su esposa y su cuñado donaron parte de sus terrenos para fundar el pueblo de El Hatillo. En esos espacios se formó una cuadrícula poblacional, una plaza, y la Iglesia de Santa Rosalía de Palermo.
En diciembre de 1784, Don Baltazar de León comenzó la construcción de la Iglesia de Santa Rosalía de Palermo que estuvo lista en diciembre de 1786. Los habitantes de El Hatillo ahora podía recibir todos sus sacramentos católicos, incluídos el bautismo y el matrimonio.
El pueblo de El Hatillo nació con la construcción de su Iglesia y con la separación de Baruta como parroquia. Así ahora le era más sencillo acercarse a Dios, porque al igual que Santa Rosalía de Palermo, los habitantes de el Hatillo han sabido que con Dios, ¡siempre ganamos!