#Opinión | «San Genaro y el milagro de la sangre licuada» por María García de Fleury - 800Noticias
800Noticias
Religión

Por: María García de Fleury

San Genaro es el Santo famoso por el prodigio de que su sangre se licua cada año en Nápoles, Italia. Genaro era Obispo de esa ciudad cuando estalló la terrible persecución de Diocleciano hacia el año 305. El Presidente de Campania fue el oficial que condenó a Genaro, a sus diáconos y colaboradores.

Los pusieron presos en la cárcel. El Obispo Genaro fue arrojado a un horno ardiente pero las llamas no lo tocaron, entonces, furiosos, llevaron al Obispo Genaro, a sus diáconos y colaboradores al anfiteatro o coliseo para que fueran devorados por las fieras.

Las fieras, aunque estaban muy hambrientas, se contentaron con dar vueltas rugiendo alrededor de ellos y no los tocaron. El presidente de Campania, al declarar que eso debía ser magia, ordenó la decapitación de los mártires, pero en ese momento fue atacado por la ceguera, le avisaron de esto a Genaro y Genaro acudió y lo curó, cinco mil personas se convirtieron a Cristo en ese momento, antes de que los mártires fueran degollados.

Personas piadosas se acercaron y recogieron un poco de la sangre de San Genaro y la guardaron, así como las cabezas de todos los mártires.

La fama universal de que goza San Genaro se debe a un milagro que se obra todos los años, este milagro viene sucediendo desde hace más de 400 años, un sacerdote expone en el altar una ampolleta del tamaño de una pera que contiene la sangre solidificada del Santo, la coloca frente a la urna que contiene la cabeza de San Genaro y la sangre empieza a bullir y burbujear de forma extraña como si estuviera fresca y recién derramada.

Esto, no lo han podido explicar ni los sabios ni los estudiosos, ni los científicos, ni los investigadores. No se entiende cómo, de un momento a otro, la sangre que estaba sólida y negruzca se vuelve líquida y rojiza y crece de tamaño dentro de la vasija de vidrio donde está.

La ciudad de Nápoles le tiene un gran cariño a San Genaro, porque además del prodigio de la licuefacción de la sangre, los ha librado varias veces de las terribles erupciones del volcán Vesubio.

En 1631, millones de toneladas de lava se dirigían hacia la ciudad, el Obispo llevó en procesión la sangre de San Genaro, la lava cambió de dirección y la ciudad se salvó.

Científicos y muchas otras personas se han visto obligados a aceptar el hecho, de que contrariamente a toda ley conocida, un cambio ocurre en los contenidos del recipiente herméticamente cerrado, que los hace más pesados o más ligeros en proporción aproximada a su volumen aparente.

La realidad del milagro de San Genaro ha sido sujeta de controversia pero la verdad es que ha producido muchas conversiones al catolicismo, porque San Genaro enseñó a devolver el bien cuando te hacen mal, como cuando curó de la ceguera a quien lo condenaba a morir.

San Genaro y sus compañeros entregaron su vida por Dios y con Dios ¡siempre ganamos!