#Opinión | ¿Sabes qué significa la Exaltación a la Santa Cruz?
María García de Fleury
El viernes santo, Jesucristo, el hijo de Dios, fue crucificado. Así conocimos lo que es el amor y conocimos la salvación. En la Cruz se abrió la esperanza a una vida nueva, de la Resurreción.
Existen otras dos celebraciones dedicadas al culto de la Cruz: el descubrimiento de la Santa Cruz, el 3 de mayo y la Exaltación de la cruz el 14 de septiembre.
En el sexto año del reinado del emperador Constantino, éste se enfrentó con un inmenso ejército bárbaro que estaba a orillas del río Danubio.
Constantitno, de repente, tuvo una visión. En el cielo apareció brillante la cruz de Cristo y encima de ella unas palabras: Con esta señal, vencerás.
El emperador, de inmediato, mandó a construir una cruz, y la puso al frente de su ejército. Increíblemente vencieron sin dificultad a la multitud enemiga.
De vuelta a la ciudad, empezó a averiguar el significado de la cruz. Mandó a edificar Iglesias y hasta envió a su madre a Jerusalén en búsqueda de la verdadera cruz de Cristo.
Santa Elena llegó a la ciudad sagrada. Y en el monte donde la tradición situaba la muerte de Cristo, encontraron tres cruces ocultas. Pero para descubrir cuál era la verdadera, colocaron una a una sobre un joven muerto, el cual cuando le pusieron la tercera cruz resucitó. Todos dijeron: «¡Esta es na cruz de Cristo!».
Santa Elena murió rogando a todos los que creen en Cristo que celebraran la conmemoración del día en que fue encontrada la cruz, el 3 de mayo.
Más adelante, en el año 614, Jerusalén fue invadida y el madero de la cruz fue tomado por los persas, como trofeo de guerra. Doce años después, el emperador Eráclito, lo rescató y el madero regresó a la ciudad santa un 14 de septiembre del año 628.
Desde entonces se celebra litúrgicamente esta fiesta y se le llama la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz.
Al llegar de nuevo la Santa Cruz a Jerusalén, el emperador dispuso acompañarla en la solemne procesión. Y se vistió con todos los ornamentos reales más lujosos que encontró. Pero de repente se dio cuenta que no podía caminar. Y el Arzobiso de Jerusalén le dijo: «Su majestad, todo ese lujo de vestidos que usted lleva están en desacuerdo con el aspecto humilde y doloroso cuando él iba cargando la cruz por estas calles».
El emperador se quitó su lujoso manto y su corona, se quedó descalzo, y así pudo recorrer las calles y se pudo realizar la procesión de una forma muy piadosa. Para evitar nuevos robos, el santo madero fue dividido en varios pedazos que repartió en Roma, Constantinopla y una tercera parte se quedó en Jerusalén, en un cofre de plata. Otro se partió en pequeñas astillas y se repartieron en diversas Iglesias del mundo, las cuales fueron llamadas «Veracruz», la verdadera cruz.
En la vida de los santos se narra que muchos santos, al ser atacados o tentados, hacían la señal de la cruz y el enemigo huíá.
Desde ese tiempo se hizo costumbre hacerse la señal de la cruz para librarse de los malos. Porque la cruz es la señal de Cristo, que es Dios. Y con Dios, ¡siempre ganamos!