#OPINIÓN | La Devoción al Niño Jesús, por María García de Fleury
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Jesús dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí porque de ellos es el reino de los cielos». En otro momento dijo: «Si no se hacen como niños no entrarán en el Reino de los cielos».
La infancia de Jesús ha sido motivo de muchas expresiones de cariño a lo largo de la historia, por los sentimientos de ternura, inocencia, bondad, que producen en corazón de las personas, de todas las edades.
En el año 1200, san Francisco de Asís celebró por primera vez,con mucha solemnidad, la navidad, el nacimiento del niño Jesús, haciendo un pesebre lo más parecido al de Belén.
San Antonio de Padua fue un devoto tan entusiasta del Niño Jesús que mereció que el Niño Jesús se le apareciera. Por eso en las imágenes siempre aparece con el Niño Jesús entre los brazos. Lo mismo sucedió con San Cayetano. Santa Teresa y San Juan de la Cruz fueron grandes difusores del amor al Niño Jesús.
A Santa Teresa de Jesús, un día tuvo la visión en la que contempló al Niño Jesús tal cual como había sido en la tierra. Y ella le dijo: «Yo soy Teresa de Jesús, ¿Tú quién eres?. ¿Yo?, yo soy el Jesús de Teresa». En recuerdo de está visión Santa Teresa siempre llevó una estampa del Divino Niño y en cada casa de su comunidad de Carmelitas mandó a tener y honrar una bella imagen del Niño Jesús, que casi siempre ella misma dejaba de regalo al despedirse.
Existen alrededor del mundo muchas imágenes representando al Niño Jesús mediante las cuales se obtienen grandes milagros. Entre las más conocidas se encuentran: El Niño Jesús de Escuque, el Niño Jesús de Praga, el Santo Niño de Atoche, el milagroso Divino Niño de Bogotá y así muchos más.
La fiesta al Niño Jesús se celebra en distintos días a lo largo del año. En Colombia se celebra el 20 de julio porque en el año 1935 el padre salesiano Juan del Rizzo llegó al barrio 20 de julio, al sur de Bogotá, una región solidaria y abandonada, y desde allí comenzó a propagar la devoción hacia el Santo Niño con una imagen. Recordaba que la promesa hecha por nuestro Señor Jesucristo a Margarita del Santísimo Sacramento en 1636 decía: «Todo lo que quieres pedir, pídelo, por méritos de mi infancia y nada te será negado de conseguirlo».
Esto hace recordar la promesa de Jesús, «según sea tu fe así serán las cosas que te sucederán».El Padre Juan enseñaba y constataba día a día que las manos del Divino Niño son unos explosivos de milagros. Basta tocarlas con la oración y con fe y se vuelcan sobre nosotros todos sus prodigios. Porque el Niño Jesús es Dios y con Dios, ¡siempre ganamos!