#OPINIÓN | Jesús y las mujeres, por María García de Fleury - 800Noticias
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En una época en la que a las mujeres se les trataba como inferiores, los Evangelios revelan que Jesucristo las trató como personas con dignidad y puede decirse que no existe en todo el mundo el mayor defensor de la mujer y del sexo femenino que Jesucristo.

Nació de una mujer como todos y amaba profundamente a su madre. La cercanía de Jesús hacia las mujeres, narrada sobre todo en los Evangelios de Lucas y San Juan, rompe con todos los paradigmas históricos de presencia de mujeres en los movimientos sociales en su época.

Mateo y Marcos también hablan de ellas. Es interesante ver como aunque Jesús recibió la educación de un joven judío normal como el resto no desconfiaba de las mujeres. Sentía ternura de los abandonados, los despreciados, los leprosos, los ignorados. Sentía ternura por las mujeres porque ellas eran las inferiores del pueblo judío.

Jesús vino a romper las barreras impuestas por los hombres. La primera y más dura: la barrera con Dios, al invitarnos a llamarlo Padre y enseñarnos a hablar con él. Después las demás barreras con el marido, la madre, el padre, los amigos porque para él no contaba la distinción. Todos son iguales frente a Dios. A todos vino a buscarnos por igual.

Los Evangelios destacan la necesidad de pedir perdón; la necesidad de reconstruir su vida y de amar de María Magdalena. Destacan la hospitalidad de Marta; el recogimiento de María, la franquea de la samaritana, la generosidad oculta de la viuda, la mujer de la moneda, la narración de las vírgenes prudentes y las necias. Todas ellas, a pesar de la distancia cultural y de los siglos, siguen pareciéndose a las mujeres de hoy en día.

Ellas supieron acercarse a Cristo desde lo que eran. Supieron pedir perdón, pedir la salvación para ellas mismas y para las personas que ellas querían. Aunque sepamos poco de las mujeres en el Evangelio, ellas siguen hablándonos de lo que significa hallar a Cristo. Porque él las llevó a Dios. Y con Dios, ¡siempre ganamos!