#Opinión | «Heroísmo espiritual», por María García de Fleury - 800Noticias
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Por: María García de Fleury

Hablemos hoy de heroísmo espiritual, la gente dice que quisiera ser la persona más famosa del mundo, el mejor ingeniero del mundo, la mejor chef del mundo, el mejor músico del mundo, todo eso está muy bien, pero, solo en este mundo, desear con todo tu corazón ser Santo, es algo que va mucho más allá, mucho más grande.

Una mujer muy sencilla, muy jovencita, aparentemente insignificante, Santa Teresita del Niño Jesús, una de las Santas más extraordinarias de la Iglesia Católica, no fue sino una monja de clausura que murió a los 24 años. En el momento de su muerte, solamente la conocían su familia y las monjas del convento y, sin embargo, en pocos años después de morir ya tenía reputación mundial.

Fue declarada Santa y luego doctora de la iglesia. Cuando el relicario que contenía sus huesos lo llevaron recorriendo el mundo entero, entre ellos estuvo en Venezuela, Estados Unidos, Irlanda, millones de personas fueron a verlo y a reverenciarlo.

¿Cómo se explica esto? Pues esto tiene mucho que ver con su autobiografía espiritual llamada “La historia de un alma”. Hay grandes personajes intelectuales como Einstein, Thomas Merton, Juan Pablo II, que la han admirado enormemente.

Sin salir del convento, Teresita se convirtió en gran Santa por sus deseos y sus esfuerzos sistemáticos para ser agradable frente a los ojos de Dios. El cielo, que es nuestra futura patria, tiene una muchedumbre incontable de Santos que provienen de todas partes del mundo y al estar en el cielo están felices, plenos, y alaban sin cesar a Dios, a Cristo y a la Virgen, formando ese majestuoso cortejo de personas que cuando vivieron en la tierra fueron sencillamente fieles a las enseñanzas de Jesús, entre ellos hay muchos de los nuestros, parientes, amigos, miembros de nuestra familia parroquial que murieron en gracia de Dios.

Llegar a ser Santo es dedicarse a tratar de que tu propia vida sea lo más agradable posible a nuestro Señor, ser Santo consiste en amar a Dios y cumplir con tus deberes de cada día, más nada. Los Santos canonizados oficialmente por la Iglesia Católica son varios millares, pero existe una inmensa cantidad de Santos, no canonizados, que ya están gozando de Dios en el cielo.

Todos, pero todos, estamos llamados a ser Santos. Dios quiere que seamos Santos y para eso nos dio el don de la fe, ese fue su gran regalo en el momento del bautismo. Llegar a ser Santo es querer serlo y vivir de acuerdo a lo que Dios quiere de ti.

El don de la fe es más grande que todos los superpoderes de tus héroes favoritos, pero la fe no es para tener unos músculos muy fuertes o para poder volar o ver a través de las paredes ni para pegarle golpes a nadie, no, ser Santo es querer seguir a Jesús, actuar como él, hacer el bien como él, amar como amo él.

Querer ser Santo es ser un héroe espiritual o una heroína espiritual. Ser Santo es ser amigo de Dios y ¡con Dios siempre ganamos!