OPINIÓN | ¿Es importante comulgar?, por María García de Fleury
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Comulgar es recibir el pan de la vida, el pan de los ángeles. Es recibir el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de Jesús. Es el alimento para la jornada diaria. Es la energía y la fuerza en el camino.
Comulgar es convertirnos en mejores personas porque estamos configurados con Cristo. Comulgar es saber y vivir que Cristo es nuestro amigo, nuestro guía, nuestra luz, apoyo y fortaleza.
Recibir la comunión es el camino hacia la santidad. Es empezar a buscar y vivir la felicidad de la vida eterna. La creación del universo (el universo, las estrellas, planetas, los océanos, las montañas más altas, los cielos estrellados, pasando por los peces en el mar y los animales en la tierra) nada puede igualarse todos juntos a una sola sagrada comunión ¿Por qué? Porque la eucaristía es Dios mismo que se entrega a nosotros.
Con inmensa humildad, Dios está dispuesto a entrar en cada uno de nosotros para que sintamos su inmenso amor y podamos disfrutar desde esta tierra las maravillas y la felicidad que está esperándonos en el cielo.
Recibir la comunión es de todas las acciones, decisiones, ideas, proyectos y motivaciones de la vida humana lo mas grandioso de la vida. Comulgar no tiene comparación con ninguna otra realidad de esta vida terrena.
Jesús, el hijo de María, después de dejar la tierra con su cuerpo glorificado, quiso quedarse para siempre con nosotros. Las últimas palabras de Jesús en el evangelio de Mateo fueron: «Yo estaré con ustedes todos los días hasta el final de los tiempos».
Jesús está con nosotros a diario a través de la eucaristía. Recibir la comunión es tan importante, necesario y vital para cada persona, porque comulgar es recibir a Dios….y con Dios ¡Siempre ganamos!
