#Opinión | El iniciador y defensor de la educación pública gratuita en Europa - 800Noticias
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Por: María García de Fleury

El 25 de agosto celebra la Iglesia la fiesta de San José de Calazans, un sacerdote que inició y fue el gran defensor y propulsor de la educación pública, gratuita, en Europa.

Nació en Aragón, España, en 1557. A los 16 años José decidió ser sacerdote, estudió filosofía y derecho canónico en la Universidad de Lérida y teología en las universidades de Valencia y Alcalá de Henares.

A los 25 años José fue ordenado sacerdote, trabajó en la provincia de Lérida, una región convulsionada por el bandolerismo, ocho años después renunció a su cargo, repartió entre los pobres la gran herencia que había recibido de sus padres y se fue a Roma.

Estaba empeñado en hacer algo por la Iglesia y la gente necesitada. José siempre había sido un hombre piadoso, dado a la oración y a confiar en Dios y la Virgen Santísima.

Recorriendo las calles y los barrios de Roma, vio muchos niños abandonados sin recibir educación, ni un trato amable, ni la enseñanza de la fe. Así nació la idea de crear las escuelas abiertas a todos, gratuitas, concebidas a la luz del Evangelio, las llamaría “escuelas pías”, fueron las primeras escuelas públicas cristianas de Europa.

Comenzó a buscar apoyo y financiamiento para su proyecto, pero nadie quiso ayudarlo. Se le ocurrió pedir prestada la sacristía de la parroquia de Santa Dorotea en Roma, ubicada en una zona pobre de la ciudad, y allí empezó a dar clases.

En noviembre de 1597 se abrió la primera escuela pública gratuita en Europa, al poco tiempo tenía cercano a los 1.000 niños bajo su cuidado.

Viendo el trabajo, se le fueron acercando hombres que querían ayudarlo y José de Calazans les decía “procura hacer que los alumnos se acerquen a ti mostrándote más como su propio padre que como un juez riguroso” y les agregaba “cuando los alumnos ven amor de padre en el maestro e interés de su aprovechamiento, van con gusto a la escuela”.

Cinco años después, José de Calazans alquiló una casa y comenzó la vida comunitaria con sus asistentes, así fue como comenzó la congregación de los padres escolapios, las escuelas pías empezaron a crecer en muchos países, en poco tiempo los padres escolapios tenían 205 casas en el mundo dedicadas a la educación con 1.630 religiosos.

Los envidiosos de siempre empezaron a hacer llegar quejas contra las escuelas pías y el papa Clemente VIII envió a dos cardenales a que hicieran una visita sorpresa a esas escuelas. Estos cardenales comprobaron los buenos resultados y la magnífica gestión de las escuelas.

Los escolapios recibieron entonces el apoyo, tanto de la Santa Sede como de muchas familias que deseaban participar en la iniciativa.

San José de Calazans murió el 25 de agosto de 1648 en Roma, a los 90 años. Su gran obra, las escuelas pías, se encuentran hoy repartidas en los cinco continentes. A pesar de que cuando comenzó, nadie lo quiso ayudar y a lo largo de su vida sufrió envidias, tropiezos, pero él se mantuvo firme, confiando en Dios y en la Virgen, porque estaba seguro de que ¡con Dios siempre ganamos!