Nuestra Señora de Los Ángeles y la Porciúncula, por María García de Fleury
Por María García de Fleury
En distintas partes del mundo como España, Italia, El Salvador, México, Estados Unidos, Argentina, Panamá, Venezuela, existen santuarios en honor a Nuestra Señora de los Ángeles, además fue declarada patrona de Costa Rica y según el Papa Juan Pablo II, ella es la protectora de las Américas.
Nuestra Señora de los Ángeles es una advocación de la virgen María que se celebra todos los 2 de agosto, la fecha fue escogida por San Francisco de Asís en 1217, en el primer aniversario de la consagración de Porciúncula, esa pequeña iglesia dedicada a Santa María de los Ángeles que en la actualidad se ha convertido en uno de los santuarios más famosos de peregrinación de todo Europa.
Fue en una noche de julio del año 1216 que San Francisco imploraba a Dios que tuviera misericordia de los pobres pecadores comenzando por él, que se consideraba el mayor pecador del mundo. Y le decía: «Mi querido señor, quiero amarte. Mi Señor y mi Dios ten misericordia de mí, que soy un pobre pecador», de repente comenzó a sentir una maravillosa paz y escuchó que Dios le decía: «Francisco, tus pecados han sido borrados».
Enseguida San Francisco alzó la mirada y vio al Señor con su Santísima Madre rodeada de muchos ángeles. Jesús le dijo: «Francisco, pide lo que quieras para la salvación de los hombres» y Francisco le dijo «Señor, dale a cada uno de los que vengan a esta iglesia con verdadera, contrición y confiesen sus pecados, el perdón completo y la indulgencia de todos sus pecados». De inmediato se volteó a ver a la virgen y le dijo: Te ruego a ti, Santísima Madre abogada de la raza humana intercede conmigo por esta petición».
Luego Nuestro Señor le dijo a San Francisco: «Te concedo lo que pides, pero debes ir a mi vicario, el Papa». El Papa Honorio III, concedió la gracia que Francisco solicitaba, de modo que todos los que acuden a ese lugar bendito con las condiciones requeridas, obtienen una indulgencia plenaria.
Como patrona de Costa Rica, la historia cuenta que en la mañana del 2 de agosto de 1635, una joven a quién se le dio el nombre de Juana Pereira salió a buscar leña como todos los días para cocinar sus alimentos y al llegar a lo que es hoy el barrio de Los Ángeles, en la provincia de Cartago, Juana se encontró en una piedra, dónde nace un manantial de agua cristalina, una pequeña muñequita como de barro con un niño en los brazos. Admirada la tomó, se la llevó a su casa y la guardó en un cofrecito.
Por la tarde fue de nuevo a buscar leña y volvió a ver la imagen sobre la misma piedra; pensando que ahora tenía dos se la llevó a su casa y pudo comprobar que en su casa no tenía ninguna y que era la misma. Eso le sucedió varias veces.
Trasladó la imagen de un lugar a otro, incluyendo una parroquia cercana a pedido de un sacerdote, sin embargo, la imagen desaparecía del lugar donde estaba y aparecía de nuevo sobre la roca, dónde fue hallada la primera vez.
Esto fue interpretado como el deseo de la madre de Dios de que se construyera un templo en ese lugar, es el mismo sitio donde hoy está la Basílica de Nuestra Señora de los Ángeles. La Virgen es de color negro y por eso sus devotos la llaman cariñosamente la negrita. A María, Coronada con la Santísima Trinidad como Reina y Madre la recordamos como la Reina de los Ángeles, porque así lo quiso Dios y con Dios ¡siempre ganamos!
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