Nuestra Señora de la Esperanza
Por María García de Fleury
El 17 de Diciembre es el día de Nuestra Señora de la Esperanza, una advocación que se celebra desde tiempos muy antiguo. Se estableció litúrgicamente en el X Concilio de Toledo, España en el año 656, allí se dió un decreto para darle mayor solemnidad a la fiesta Mariana de la Maternidad Divina.
Este decreto decía que se celebre el día octavo antes de las Navidades del Señor y se tenga dicho día como célebre y preclaro en honor a la Santísima Madre. Se celebre con el nombre de «Nuestra Señora de la Esperanza», pero también es una fiesta que la conocemos como la «Virgen de la O» porque el nombre le viene en el rezo de las vísperas de las liturgias que son las plegarias que rezan los cristianos y se cantan desde el día 17 de diciembre hasta el día de navidad con siete antífonas, una para cada día dedicadas a Jesús y todas empiezan por «O»: O Sabiduría, O Señor, O retoño de Jesé, O Yavéh, O oriente, O Rey, O Enmanuel.
La esperanza es una virtud que acompañó al pueblo de Israel y lo sigue acompañando a lo largo de toda su historia. El pueblo de Dios ten ía clara la conciencia de su pecado y de que Dios remediaría su situación. En los primeros capítulos del Génesis donde se origina el pecado y la muerte, allí mismo surge la promesa y la esperanza de la redención. Dios dijo «Una mujer pisará tu cabeza», es la sentencia del Señor a la serpiente tentadora.
El pueblo de Israel alentado por las enseñanzas de los patriarcas y de los profetas fue creciendo en esperanza, en esa esperanza de que Dios los liberaría de todos sus pecados enviándoles un Salvador. Isaías profeta de la esperanza decía: «De antemano les anuncio el futuro, escúchenme, los que están desanimados, los que se creen lejos de la victoria, yo acerco mi victoria, no está lejos, mi salvación o tardará, traeré la salvación a Sión»
Los profetas y los padres del antiguo testamento procuraban tener siempre prendido el fuego de la esperanza en el Mesías que iba a venir y rezaban «alégrense en el Señor y de nuevo les repito, alégrense con una alegría inestinguible porque el Señor está cerca»
María por ser la Madre del Redentor por voluntad del Padre se convirtió en fuente de esperanza para el pueblo de Israel, por eso cuando recitamos la Salve decimos: «Vida y dulzura y esperanza nuestra». En ella depositamos nuestra esperanza de salvación, y pensando en su maternidad salvadora, la iglesia canta «nos devolvió la esperanza de vida, que Eva pecando nos la quitó.
María viene a preparar el camino para la llegada de su hijo al mundo, al que viene a salvar. En esta fiesta de la encarnación del verbo en el seno de María que se celebra el 25 de Marzo cae siempre en los tiempos de cuaresma, por eso es difícil que se le pueda dedicar una atención debida a este gran misterio, pero como todo el tiempo de adviento es tiempo de esperanzas en el Mesías que va a venir a salvar a la humanidad se presenta a María en estado avanzado del embarazo obrado por el Espíritu Santo como la mujer de la Esperanza. Es interesante saber que la fiesta más antigua dedicada a la Virgen María fue sin duda la de la Navidad, juntamente se celebra al hijo con la madre.
Esta festividad de hoy de la Esperanza de la Madre de Dios nos enseña que confiemos en Dios, porque con Dios siempre ganamos.