Nuestra Señora de Belén, por María García de Fleury
Por: María García de Fleury
El 26 de noviembre de 1709 en el estado Aragua, en el pueblo de San Mateo que estaba conformado por humildes chozas de paja que estaban alrededor de la iglesia sin ningún orden establecido, vivía el indio Tomás José Purino, su choza quedaba a una cuadra de la iglesia.
Tomás José era un hombre sencillo, temeroso de Dios, de conducta recta, tenía fama intachable, gozaba de gran aprecio entre todos y tenía el cargo de fiscal de la doctrina. Estaba unido en legítimo matrimonio con Inés Heredia, también india de vida arreglada que compartía con él los mismos sentimientos y deseos.
Esa mañana del 26 de noviembre de 1709 salió Tomás José Purino al patio de su casa y se puso a tumbar un árbol para el uso particular de su hogar; apenas había iniciado el trabajo dirigió la vista a un punto del suelo y observó con curiosidad que a medida que golpeaba el palo con el hacha el suelo se movía y se levantaba ligeramente la tierra hasta formar una pequeña prominencia que se iba abriendo y dejando un hoyo en su centro. Comenzó a ver que de ahí salía una pequeña imagen de una mujer con el niño en el brazo derecho y a sus pies una media luna.
Indescriptible fue la emoción que tuvieron Tomás José y su mujer cuando se acercaron y advirtieron que la imagen que estaba apareciendo era la virgen sentada sobre una media luna sosteniendo con la mano derecha al niño Jesús que estaba sobre sus rodillas.
José Tomás le pidió a su esposa Inés que buscara un pañito para tomar la sagrada imagen y colocarla en un altar de su casa. Le puso luces y flores durante 15 días y este prodigio se divulgó por todo el pueblo y la gente iba a la choza de Tomás José y se llenaba de gente que venía a contemplar la imagen y a oír el prodigioso relato de este providencial encuentro.
Quiso entonces el fervoroso Tomás José ofrecerle a la madre de Dios un obsequio espiritual; un santísimo rosario que rezó en compañía de su madre que se llamaba María Micaela, de su mujer Inés y de una cantidad de indios y mucha gente del pueblo que llenaba su casa.
Todos lo 26 de noviembre son una gran fiesta en San Mateo, igual que los días previos, que sirven de preparación para la fiesta. El nombre de la virgen, La Virgen de Belén, se debe a que se manifiesta en la víspera de la celebración en España de las fiestas de la Virgen de Belén.
El eje motor de esta fiesta es la fe cristiana que se manifiesta con misas, marchas, procesiones en compañía de la patrona del pueblo y de todo el estado Aragua.
Un milagro atribuido a la excelsa Madre de Dios, La Virgen de Belén, fue en el año 1918 cuando el pueblo fue azotado por una epidemia de gripe española que venía desde el puerto de La Guaira. Con rezos implorantes el presbítero que era el Doctor Luis Rafael Romero Sánchez, quien era gran devoto de la Virgen de Belén, la sacó en procesión y entre oraciones y procesión la peste se erradicó de manera rápida y milagrosa.
Este fue otro de los tantos milagros realizados por la Virgen de Belén que ha intercedido siempre por el pueblo de San Mateo, ha intercedido ante Dios, la peste se acabó, porque todos sabemos que ella es la madre de Dios y ¡con Dios siempre ganamos!