Noriega seguirá bajo sedación profunda al menos hasta el lunes
EFE
El exgeneral panameño Manuel Antonio Noriega permanece en sedación profunda tras complicarse su salud por la operación de un tumor cerebral, y no será hasta el lunes próximo que los médicos informen sobre su evolución, indicó este viernes a Efe una de sus hijas.
«Los médicos todavía no han dicho nada, y no van a dar (su) reporte hasta el lunes», día en el que se espera salga del estado de sedación profunda en que se encuentra, afirmó Sandra Noriega, una de las tres hijas del otrora «hombre fuerte» de Panamá.
Más temprano, Ezra Ángel, abogado de Noriega, señaló igualmente a Efe que no se darán más detalles sobre el estado de salud del exmilitar hasta el 13 de marzo próximo, una vez que los médicos den su informe a los familiares.
Ángel dijo este jueves que «la situación de salud (de Noriega) se mantiene crítica. Va a estar en sedación profunda hasta que los médicos consideren que es el momento de despertarlo».
Noriega está en la sala de cuidados intensivos del Hospital Santo Tomás (HST) luego de que fuera intervenido por segunda vez el martes pasado, a raíz de una hemorragia que le sobrevino tras ser operado de un tumor cerebral ese mismo día.
Desde entonces, se encuentra sedado en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Santo Tomás de la capital panameña, adonde se han desplazado sus tres hijas y decenas de medios de comunicación.
Noriega, quien fue hospitalizado el lunes y sufre además dolencias propias de su edad que se han agravado debido al tumor, estuvo preso en la cárcel El Renacer desde que llegó a Panamá en 2011 hasta el 28 de enero pasado, cuando se le concedió el arresto domiciliario temporal por recomendación médica, al considerar que la prisión no era un lugar apto para el preoperatorio y el postoperatorio.
Noriega, de 83 años, fue extraditado a Panamá el 11 de diciembre de 2011, tras cumplir más de 20 años de cárcel en Estados Unidos y Francia por narcotráfico y blanqueo.
En Panamá, cumple tres condenas que suman más de 60 años por la desaparición y el homicidio del guerrillero izquierdista Hugo Spadafora, por la muerte del militar opositor Moisés Giroldi y por la denominada Masacre de Albrook, en 1989.