Niño de 7 años pone en jaque a los internautas…¡Descubra el motivo!
El Mundo de España
Los retos más populares de Internet suelen ser los que ponen en desafío la lógica de los internautas, que quedan ligados por un ínfimo instante; sea cual sea su profesión: matemáticos, filólogos, físicos, abogados, ingenieros, docentes,… Todo el mundo está por un momento al lance que propone la Red.No obstante, tener una carrera no es garante de poder superar el reto, y en ciertas ocasiones ni siquiera la edad lo es, por mucho que se empeñen en decir que la experiencia es un grado.
Así ha quedado demostrado con el nuevo ejercicio matemático que circula en Twitter. El desafío viene de la mano del tuitero Ignacio Bárcena, quien ha querido poner a prueba las mentes de los usuarios con el siguiente ejercicio escolar de su hijo de siete años: «Escribe con cifra los siguientes números», y a continuación unos datos en letra para transcribirlos a número.
A priori la solución del profesor, tachar el ejercicio por completo, es lo que parece más normal, ya que todos solemos incurrir en el mismo pensamiento: el niño no ha transcrito el número que le pedían, sino el siguiente, pero ¿por qué?Eso es lo que se preguntaban numerosos usuarios, ‘por qué’, por qué ese pequeño había optado por escribir el número siguiente, totalmente confiado en que había seguido el enunciado al pie de la letra. ‘Al pie de la letra’ he ahí el quid de la cuestión. El niño interpretó que debía escribir con cifra el siguiente número al expuesto, o sea de 10, 11. La respuesta para muchos era evidente, pero otros tenían que reclamar la solución a algún iluminado, que acudió en su ayuda dilucidándola para ellos y para todo aquel tímido, que aunque llevara horas y horas esgrimiéndose el cerebro, no se atrevió a pedir la solución.
Lo absoluto y lo relativo
Lo más lógico al ver el ejercicio es pensar que el niño ha cometido un error y que el profesor estaba en lo cierto, pero hemos comprobado como la ambigüedad del enunciado dejaba abierto el ejercicio a más de una interpretación. Esta vez, en vez de preguntarnos por qué el niño había decidido resolver el ejercicio de aquella manera, debemos reparar en por qué todos los demás hemos caído en la misma respuesta. Por qué pensábamos que estaba tan claro, cuando cabía lectura. Y es que si hay algo que tenemos que tener claro en esta vida, es que no hay nada absoluto, y la que la verdad siempre es relativa.