Navidad en pandemia, por María García de Fleury
Por: María García de Fleury
La navidad es un tiempo muy especial, más allá de ser un simple recuerdo, un mero símbolo, una especie de cuento para niños, o un mundo en que los adultos podamos sentirnos niños de nuevo al menos por unos días, la navidad es un tiempo muy especial del año, y hoy nos preguntamos en medio de esta pandemia ¿Cómo podemos vivir la navidad en cristiano?
Quizás este año no podamos contemplar tantas luces en la calle y en los comercios, pero eso puede enseñarnos a descubrir que la luz que más espera el niño Jesús es la de nuestra vida, esa luz que sea capaz de iluminar y dar esperanza a otras personas. Puede que hayan disminuido los símbolos cristianos de este acontecimiento, el nacimiento de Dios en el tiempo, pero somos cada uno de nosotros los que estamos llamados a ser en nuestro propio ambiente el signo vivo de Cristo.
Tal vez los nacimientos o los Belén serán en algunos lugares más pequeños, menos vistosos, pero los que se vayan a poner, con sus figuritas ingenuas, con el musgo, las casitas de corcho, seguirán representando el amor, seguirán representando la respuesta que espera Dios de cada uno de nosotros como una realidad que llena de sentido la historia.
Quizás se reduzca la calidad y la variedad de una mesa navideña ideal, pero recuerden que, en la iglesia, en el altar sobre el que se pone el pan y el vino por palabras del sacerdote se transforman en el cuerpo y sangre de Cristo, y esto significa el corazón de los cristianos que elevan hacia Dios la ofrenda de su existencia cotidiana, en acción de gracias por hacernos participar de su vida, y así estamos unidos al corazón de Cristo.
Amigos, es que Belén y el Calvario son inseparables, incluso aunque volviéramos a tiempos mejores en el espejismo de un engañoso espíritu navideño, nuestro vivir la navidad no sería autentico si no existiera una preocupación real por acercarnos de nuevo o más intensamente a Dios a través de la oración y de los sacramentos, especialmente la confesión y la eucaristía, y de las obras del amor y generosidad para con los demás, es decir, con una atención real por los que están a nuestro lado en la vida familiar, en el trabajo, en la calle, especialmente por los que no tienen hogar y compañía, por los que están enfermos, por los que carecen de las necesidades básicas.
Dios quiere nacer de nuevo en el corazón de cada cristiano, de cada persona, como condición para que pueda nacer en otros corazones, por eso hay que dejar a Dios nacer en la mirada y en los hechos, así la navidad permitirá que la justicia, la reconciliación y la armonía sean una realidad. Amigos, en este tiempo de pandemia, esta navidad concéntrate en mirar a los demás a través de la mirada amorosa de Dios y vas a tener así unos días llenos de paz, amor y felicidad, porque ¡con Dios siempre ganamos!