Nadal se hace de acero en París
EFE
Tras haber escrito las glorias más elevadas sobre la tierra batida de París, Rafael Nadal dio un nuevo paso hacia la leyenda con la inauguración de una estatua con su figura en Roland Garros, que quiere rendirle de esta forma el homenaje que merece.
Ha sido el artista español Jordi Díez quien ha ideado la obra, en la que el mallorquín, esculpido en acero, aparece suspendido en unos cables mientras efectúa un directo, su golpe más emblemático.
«Me encanta», clamó el tenista al desvelar una escultura que dejará grabadas en metal sus gestas en la capital francesa.
«No hay un lugar más especial en el mundo para mí que Roland Garros para esta escultura. Significa mucho para mí, es un gran honor», agregó el jugador.
La imagen de Nadal quedará así para siempre junto a Los Mosequeteros, que marcaron los primeros años de la historia del torneo y la del propio aviador que da nombre al mismo, inaugurada en abril pasado.
«La idea de suspenderlo perseguía dar a entender que la pelota va a mucha velocidad», asegura a Efe el escultor, que enseguida se vio atraído por la idea de dar forma al tenista en cuanto el anterior presidente de la Federación Francesa de Tenis (FFT), Bernard Giudicelli, expresó la idea de inmortalizar a Nadal.
Apenas unos días más tarde, Díez envió varios proyectos y eligieron su favorito, que ha sido levantado en las instalaciones del torneo que está procediendo a una profunda renovación de su espacio.
Era una forma de enardecer una figura que ha roto todas las estadísticas del Grand Slam de tierra batida, donde suma 100 triunfos y solo dos derrotas y donde a partir del próximo domingo luchará por levantar su decimocuarta Copa de los Mosqueteros.
Díez empleó 800 kilos de acero inoxidable para inmortalizar al tenista, en una obra en la que ha querido plasmar los valores que, a sus ojos, representa Nadal.
«Rafa representa muchos aspectos, pero todos se resumen en la fortaleza, no solo física, también interior, que es más importante. Ese es el motor de la obra», explica.
Seguidor de la excelencia más que del deporte, el artista vallisoletano afincado en Barcelona llegó a obsesionarse con la obra para tratar de plasmar lo más fielmente su idea del campeón.
Acudió a Mallorca para tomar medidas de todo su cuerpo e hizo un vaciado de sus manos, datos que trasladó a su taller, donde durante semanas trató de encontrar la esencia del español.
Un día, reconoce Díez, aseguró: «Rafa ha venido». A sus ojos, el tenista había al fin quedado plasmado en su obra y el artista reconoce que las lágrimas mojaron sus ojos.
El escultor considera «superada» la idea de que una obra deba dedicarse a un personaje cuya huella forme parte del pasado y cree que actualmente también sirve para «reforzar con un tributo que Rafa está haciendo historia».
«Estoy haciendo una centralización de la emoción de mucha gente en este instante. Hacer un tributo a un personaje de la historia es intentar que su memoria no pase. Pero aquí el objetivo es potenciar su figura, su magnitud, es otro continente que me parece más poderoso», asegura.
Además, considera particularmente grandioso que su escultura, la primera que hace a un personaje vivo, esté en Roland Garros, «el lugar del mundo donde es más notorio el tenis, donde irradia con más fuerza al resto del planeta».
En sus conversaciones con Nadal, Díez encontró algo de lo que ya intuía, «un personaje cercano dentro de su fortaleza», algo que cree también intuir en el futbolista argentino Lionel Messi, a quien le gustaría algún día hacer una escultura.