Mujeres que creyeron y vieron milagros suceder, por María García de Fleury
Por: María García de Fleury
En este día que tradicionalmente se ha celebrado el día de la mujer, vamos a hablar de unas mujeres no tan conocidas pero que presenciaron eventos maravillosos de gran consuelo y esperanza, hay por lo menos 4 mujeres de la biblia que fueron testigo de la resurrección se sus hijos, tal vez no leamos con frecuencia estas historias que son cortas, pero en cada caso la fe de estas mujeres y de aquellos a su alrededor aumentó.
Dos de estas historias están en el antiguo testamento y dos en el nuevo testamento, conocer estas experiencias puede ayudarnos mucho, una de ellas es el caso de la viuda de sarepta, su hijo había enfermado gravemente y había muerto, ella acudió al profeta Elías, él fue, clamó a Dios y dijo: “Eterno Dios mío, te ruego que hagas volver el alma de este niño a él”. Dios oyó la voz de Elias y el alma del niño volvió a él y revivió. Elías tomó al niño, se lo dio a su madre y le dijo “mira, tu hijo vive”, entonces la mujer le dijo a Elías, “ahora conozco que tú eres varón de Dios y que la palabra del eterno es verdad en tu boca”.
Otro caso fue el de la mujer sunamita, su hijo había sido un milagro de Dios, ella no había podido concebir, pero con las oraciones y la bendición de Dios finalmente tuvo un hijo. Cuando su hijo era joven de repente se enfermó y murió. Eliseo pasaba con frecuencia por ese lugar, era discípulo del profeta Elías y vio que el niño estaba muerto y lo tenían acostado sobre su cama, entró a su cuarto y le oró a Dios, después subió y se acercó al niño poniendo su boca sobre la boca de él, sus ojos sobre sus ojos y sus manos sobre las manos suyas y el cuerpo del niño entró en calor, al poco tiempo el niño estornudó 7 veces y abrió los ojos, entonces Eliseo se lo entregó a su madre.
Otro caso es de Jairo y su esposa, Jairo era uno de los dirigentes de la sinagoga, fue a pedirle a Jesús “sáname a mi hija” quien estaba enferma y que al poco tiempo había muerto. Jesús se fue con él hasta la casa donde estaba la niña, entró junto con el padre y la madre de la niña a la habitación donde estaba la niña muerta con apenas 12 años, Jesús la tomó de la mano y le dijo “Tálitha cúmi”, que traducido quiere decir “niña a ti te lo digo, levántate”, y de inmediato la niña se levantó y andaba.
El cuarto caso es el de la viuda de Naim, su único hijo falleció y cuando lo llevaban enterrado Jesús se conmovió de ella y le dijo “no llores” y acercándose tocó el féretro y los que lo llevaban se detuvieron. Jesús dijo “joven a ti te lo digo, levántate”, y el joven se incorporó y comenzó a hablar, Jesús se lo dio a su madre.
En estos 4 casos, las mujeres en medio de su tristeza y la situación que parecía imposible de resolver acudieron llenas de esperanza a quien podía tener la solución, ellas tuvieron fe, actuaron y consiguieron lo que humanamente no se podía lograr, tuvieron una demostración de que quien acude al padre todopoderoso con confianza y fidelidad, va a encontrar que con Dios ¡siempre ganamos!