Ministro de Brasil dice que hay que pedir a Dios que nada ocurra en JJ.OO.
EFE
El ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, José Serra, dijo este lunes que su país pondrá especial atención en la seguridad durante los Juegos Olímpicos de Río 2016, que se celebrarán del 5 al 21 de agosto, aunque también se encomendarán a Dios para que nada ocurra en ese sentido.
«Lo bueno para Brasil será que todo resulte bien aunque el mundo esté muy nervioso y en una etapa muy difícil de la historia en la que surge las cosas más exóticas, incluso en materia de perversidad y desequilibrio mental», dijo Serra durante una visita de trabajo en la Ciudad de México.
El titular de Relaciones Exteriores agregó que la nación ha de estar «lo más preparada para eso, y también pedir a Dios que nada ocurra en ese sentido».
El ministro se expresó en este sentido si bien no hizo referencia directa a los ataques terroristas que han ocurrido en las últimas semanas en Francia y Alemania por parte del Estado Islámico.
«Creo que no va pasar nada, estamos trabajando muchísimo en esa dirección y creo que va resultar», apuntó Serra.
El ministro citó varios eventos, no sólo deportivos, que organizó Brasil en los últimos años como el Encuentro Mundial de los Jóvenes, además de los Juegos Panamericanos Río 2007 y la Copa del Mundo Brasil 2014.
Con sarcasmo, recordó que en ese último evento «el problema fue el 7-1 de Alemania, y no pasó nada».
Serra comentó que en Brasil están «muy empeñados» en que las cosas salgan bien y confió en que «van a resultar bien».
Los Juegos Olímpicos «representan un gran desafío, fueron una conquista de la década pasada y ahora para nosotros (debe haber) concentración en el trabajo para que todo resulte», finalizó.
El ministro y el secretario de Economía de México, Ildefonso Guajardo, firmaron hoy un acuerdo para el reconocimiento mutuo de la cachaza y el tequila como indicaciones geográficas y productos distintos de ambos países.
Dicho acuerdo se anunció en mayo de 2015 durante la visita a México de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, hoy suspendida del cargo, en un viaje de trabajo que sirvió para distender las relaciones entre las dos principales potencias latinoamericanas.